Lorenzo Córdova: “Lidiar con mis hijos es más difícil que con consejeros del INE”

Lado B

Aficionado a la fotografía, la lectura y la natación, el titular del instituto electoral busca vencer la maldición de “trituradora de matrimonios” que acecha al cargo, por lo que no lleva los asuntos de la oficina a su casa.

“Cuando estudiaba en Italia salía a los alrededores de Turín a retratar palacios y villas”. (Foto: Jorge Carballo)
Carolina Rivera
Ciudad de México /

Luego de cinco años y medio al frente del INE, Lorenzo Córdova Vianello (Ciudad de México, 1972) busca vencer una maldición que acecha a los consejeros presidentes del INE, quienes han terminado sus matrimonios.

“Hay una fama de que el cargo es como una trituradora de matrimonios, son varios los presidentes del INE que se han separado. Cuando llegué me di cuenta de que había un sillón gastado, así que pedí que lo quitaran porque no sé si es culpa del sillón, pero tengo la intención de terminar la presidencia y continuar con mi matrimonio por muchos años”.

En ese sentido, Córdova Vianello procura disfrutar al máximo a Malena, su esposa, así como de Sofía y Andrés, sus hijos. Es un apasionado de la fotografía, la lectura, pero sobre todo de la natación.

¿Cómo va el arreglo con su esposa?

Hay ajustes, pero el arreglo familiar se mantiene. Hay una regla básica: no llevar los asuntos de la oficina, en la medida de lo posible, a la casa, aunque mi familia siempre ha estado muy politizada.

¿Ha sido difícil para sus hijos todos estos años?

Han existido momentos complicados, otros de mucha tensión que, en esta lógica de siempre andar reclamando al árbitro, tienen impacto en mi familia. Te cuento una anécdota. Resulta que un compañero de mi hijo es ahijado de Armando Ríos Piter, son amigos, conviven en la escuela, y en el momento en que el INE determinó que cometió irregularidades y le negó un registro, impactó en ellos. Mi hijo me dijo que su amigo le había reclamado: “Por culpa de tu papá, mi padrino no será candidato”. ¿Qué le dices? Pues que no había sido por mi culpa, sino por la de él.

¿Qué le gusta hacer en sus ratos libres?

Me gusta mucho nadar mis dos kilómetros cada vez que puedo. También me gusta muchísimo leer, desde novela hasta cuestiones académicas, además de que leo, para desempolvar viejas lecturas, muchas cosas que les dejan a mis hijos. Esta semana leí junto a mi hija Crónica de una muerte anunciada.

¿Cómo nació la afición por la fotografía?

Desde hace muchísimo tiempo. En mi casa, mi padre y mi madre tenía cámaras, pero yo era el que al final las usaba, te estoy hablando de cuando era adolescente. Un amigo me enseñó a revelar y tenía mi cuarto oscuro en casa. Cuando me fui a estudiar el doctorado a Italia, vendí el coche que me había comprado con mi trabajo y buena parte del dinero que obtuve lo utilicé allá para renovar mi equipo fotográfico. Los fines de semana salía a los alrededores de Turín a fotografiar los palacios y las villas que tenían unos jardines extraordinarios, y al estar cerca de los Alpes, tenían desde fortificaciones romanas hasta castillos napoleónicos.

¿Qué está leyendo? «‘Masa y poder’, de Elías Canetti». (Especial)


¿Alguna vez pensó en dedicarse de lleno a la fotografía?

No, y no porque no me gustara, sino más bien porque era algo predestinado que llegara al mundo académico. Mi madre (Anna Paola Vianello Tessarotto) era investigadora de la UNAM y mi padre (Arnaldo Córdova), también, así que de las primeras memorias o recuerdos que tengo eran de la universidad.

La UNAM siempre ha estado presente en mi vida; siempre estudié en escuelas públicas. Mi padre me dijo un día: “Esta es mi biblioteca y será tuya algún día si te dedicas a las cuestiones sociales, al derecho, a la historia...”, y ahí acabé.

¿Fue una vara alta?

Sí, lo sigue siendo. No es fácil ser hijo de personalidades públicas o académicas, pero nunca fue un problema que no pudiéramos digerir, ni mi padre ni yo.

¿Cómo fue ser alumno de su padre?

Me dio clases de teoría del Estado, ese fue un momento complicado. Me acuerdo que en las clases mi padre sentía que tenía que demostrar públicamente que no había ningún favoritismo conmigo; así que mientras nos ponía a leer para un examen parcial y decía las lecturas, para mí siempre tenía algo adicional y a la hora de calificarme, si no contestaba bien, me maltrataba.

¿Alguna vez le reprochó algo por las diferencias ideológicas que tenía con él?

Claro, hace poco me preguntaban si creía que estaría orgulloso. Era un hombre crítico, no le regalaba nada a nadie y mucho menos por una cuestión de afinidades políticas; creo que habría estado orgulloso de haber escuchado a su hijo como presidente del INE dando los resultados de la elección de 2018.

¿Ve habilidades en sus hijos para seguir su camino?

Aún es muy pronto, pero mi hija tiene una vena mucho más artística que no es ajena en mi familia, mi hermana estudió teatro y hoy se dedica a eso; por el contrario, a mi hijo lo veo más como una mentalidad científica que tampoco es ajena en la familia, mi cuñada es bióloga, es profesora en la Facultad de Ciencias. Andrés tiene 15 y mi hija Sofía 13, entran a la edad complicada.

¿Son más difíciles que lidiar con el consejo general?

No tengo duda, aunque al lidiar con adolescentes siempre utilizas las mismas técnicas.

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