Lo único que me falta es subirme a un carro de carreras: Lucía Trasviña Waldenrath

Entrevista | Lado B

La senadora morenista por Baja California Sur se cataloga como una mujer de retos que adora montar a caballo, cocinar y escalar montañas; se sincera y relata momentos difíciles en su vida como haber naufragado o sufrir un secuestro en la familia.

La funcionaria también dedica su tiempo libre a sembrar hortalizas orgánicas. (Especial)
Silvia Arellano
Ciudad de México /

Náufraga, tradicionalista, rebelde y mujer de retos, así se describe la morenista Lucía Trasviña Waldenrath, senadora por Baja California Sur, quien ha sido señalada de abusar del lenguaje “coloquial” en la Legislatura.

Amante de escalar montañas, de la cocina y de montar a caballo, la senadora afirma que lo único que le falta por cumplir es manejar un auto de carreras. Aprovecha para relatar que de joven naufragó mientras documentaba irregularidades de algunas embarcaciones; tuvo miedo a morir, pero ese mismo temor le dio fortaleza para sobrevivir.

¿Cómo se describe?

Como una mujer rebelde, inquieta y muy dinámica que quiere y lucha por su gente. Es la primera vez que tengo un cargo público; sin embargo, inicié esta lucha desde la universidad, donde participé en movimientos estudiantiles.

La senadora morenista, Lucía Trasviña Waldenrath. (Silvia Arellano)

Algunas de sus participaciones en el Senado han causado polémica… 

Me dicen que soy vulgar, no lo soy, leo mucho. Han sido llamativas porque estoy usando muchas palabras que son comunes, coloquiales, las que entiende el pueblo, que siente el pueblo. Puedo usar palabras rimbombantes, que podría llevar a muchas personas a buscar el significado en la Real Academia, pero de las palabras más fuertes que uso es “cabrones” y si la investigas tiene muchas aplicaciones: el macho de la cabra, al que le ponen los cuernos, alguien muy tenaz o cuando una persona te defrauda.

¿Qué costumbres tiene para las fechas decembrinas?

Me gusta preparar la comida. Soy buena cocinera, preparo birria, el puerquito al horno, los buñuelos. Soy muy tradicionalista, me gusta tortear a mano, también les hago sus pastelitos a mis nietos y preparo tamales al estilo de mi tierra con camotes, pasas, chile con dulce, pie de pitaya y requesón.

La senadora se describió como "tradicionalista". (Silvia Arellano)

Cuando no está en CdMx, ¿qué hace en Baja California Sur?

Siembro hortalizas orgánicas. Tengo espacio en un pequeño ranchito donde también crío borreguitas, estamos plantando su pastura, flores con mis nietas para que aprendan a cultivar. Tenemos el caballito para dar un paseo.

¿Monta?

Sí, y también he toreado, lo hice hace un año y no lo quiero repetir. Fui a un evento en una plaza de toros, estaban los becerritos, los toros de lidia. Viví (hace años) con unos compadres de mi papá y cuando quería ir a la plaza de toros en Morelia para ver las corridas, él les decía que no me dejaran porque no era para mujeres. Entonces, ese día pensé: “Ya mi papá no está aquí, me voy a aventar una toreadita”.

¿Es una mujer de retos?

Mis retos son llegar. Si cometí un error, pues ya no lo repito. Cuando quise fui pescadora, me subí a un caballo, a una bicicleta, a unos patines. Lo único que me falta es subirme a un carro de carreras. Me invitó el senador Novelo para las mil millas, pero no se hizo; si Dios me da vida, el próximo año lo cumplo.

También, sostuvo que le gusta montar a caballo. (Silvia Arellano)

¿Cómo recuerda su niñez?

En la primaria practiqué ballet folclórico, igual me gustaba participar en competencias deportivas, ciclismo; en la secundaria formé parte del primer ballet del estado y de ahí me fui a la preparatoria; estuvimos de gira en EU, logramos un primer lugar a nivel nacional.

¿"Hobbies"?

Me gusta andar en los cerros, montañas, he llegado al lugar más alto del estado que es la sierra La Laguna; fueron dos días de subir y bajar, casi 40 kilómetros, pero cumplí mi propio reto.

¿Qué otros empleos ha tenido?

En momentos de crisis me lancé a la pesca comercial en el poblado de La Ribera, donde, por cierto, los hombres no aceptaban que una mujer fuera a la pesca, decían que era de mala suerte, pero les demostré que no era así.

¿Algún momento difícil?

Sí, por ejemplo, cuando entraban los barcos guateros a la bahía de La Paz haciendo arrastre en la zona y que desafortunadamente los inspectores de la Profepa nunca aplicaban sanciones.

Fui en búsqueda de ellos con otro compañero abogado. Éramos cinco hombres y yo; salimos al mar para recabar evidencias y así demostrar a la autoridad que estaban en área no permitida para la captura de camarón. Nos hicimos a la mar, nos quedamos sin combustible, a la deriva, naufragamos hasta que otro día nos rescató un barco, pero fue en un mes muy frío.

La senadora dijo que le prefiere la naturaleza y le agradan los retos. (Silvia Arellano)

¿Qué recuerda?

El mar negro, oscuro, el viento y la marea. Veía los barcos guateros de Sinaloa como fantasmas en el mar. No me invadió el pánico, sino únicamente la fe de que íbamos a llegar a salvo, que nos iban a llevar a tierra tras sufrir los fríos, las inclemencias del clima.

¿Qué la hace rebelde?

Esas situaciones. He sufrido secuestro en la familia por estar luchando en contra de criminales y corruptos, pero sigo en la misma tarea, este tronco ya está añejo y no se dobla.

¿Cuál es tu libro favorito?

Cumbres borrascosas de Emily Brontë.


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