En ‘Neza’ fui peleonero y alcalde, pero no bailarín, que es como un pecado: Héctor Miguel Bautista

Entrevista

Entró a la política a los 15 años en un intento por regularizar el terreno de su familia; asegura que puede ir a las taquerías locales sin temor a ser ofendido y, por los viejos tiempos en el PRD, muestra su solidaridad con Rosario Robles.

“Tengo como 600 discos y no sé qué hacer con ellos, ahora todo cabe en el teléfono”. (Javier Ríos)
Fernando Damián
Ciudad de México /

Fundador del PRD y líder nacional de una de las dos tribus hegemónicas de ese partido —Alternativa Democrática Nacional—, Héctor Miguel Bautista (Edomex, 1960) asegura que fue un “chamaco precoz” en la política y hoy, casi 16 años después de concluir su mandato como alcalde de Nezahualcóyotl, camina por las calles para ir a las taquerías locales sin temor a insultos o agresiones.

Ex diputado y ex senador, Bautista se define como nezahualcoyotlense de toda la vida y admite haber sido un niño peleonero en un ambiente hostil, aunque sostiene que su colmo es ser de Neza y no saber bailar.

¿Cómo fue el inicio en política?

Mi familia es de Oaxaca, de la Sierra Norte, y emigró a Ciudad de México. Con la aspiración de toda familia de provincia, en busca de un espacio propio donde vivir, oyeron de ese fenómeno urbano que era Nezahualcóyotl y decidieron comprar ahí.

Neza fue un fenómeno urbano nuevo y a la gente se le vendieron los predios, pero resultó que los terrenos eran federales y la gente, con la cultura que traía de provincia, comenzó a organizarse para buscar la regularización.

“Eso propició que yo, a la edad de 14 o 15 años, participara en asambleas que buscaban ese objetivo y ahí inicié mi vida política. En Neza se fue creando una fuerza de izquierda, de organizaciones sociales, y posteriormente empecé a participar en el Partido Mexicano de los Trabajadores. Con ese vínculo llegamos al Partido Mexicano Socialista y de ahí al PRD. En el caso de Neza, este movimiento urbano y social se convirtió en partido y es así como pudimos acceder al gobierno municipal y lo hemos gobernado los últimos 30 años.

¿Cómo fue su infancia en Neza? ¿Era un niño peleonero?

Ahí te tienes que ganar tu lugar; es un mundo hostil, rudo. Niño que no se peleaba en la primaria y en la secundaria, simplemente no vivió su infancia en Neza. Todo mundo lo tuvo que hacer y creo que eso despierta en los habitantes una competitividad que se expresa en muchos terrenos, en el estudio y en la actividad económica; fui un chamaco precoz que me apliqué a la política y de eso hay constancia. ¡Y el colmo! Toda la vida en Neza y no sé bailar. Quien no baila, no es de Neza.

¿Puede caminar por las calles sin que le reclamen o le reprochen algo de su gestión como presidente municipal?

Sin duda. Habré lesionado algunos intereses, pero lo que sí puedo decir es que sigo viviendo en Neza, voy a la taquería, voy a las tortillas, porque soy consciente de que no hice nada malo; al contrario, creo que a partir de mi gobierno se consolidó la presencia del PRD en el municipio y hemos tenido éxito electoral.

A propósito de las taquerías, ¿cuál es su platillo favorito?

Mi familia es de Oaxaca y cuando en la mesa se discute de dónde es la mejor cocina, me toca defender la oaxaqueña. Soy fanático y cada vez que voy allá aumento dos o tres kilos. Oaxaca tiene una gran cantidad de platillos, cada región tiene su plato típico. De donde es mi familia, en los límites de Veracruz y Oaxaca, hay un platillo que se llama estofado, que no es el estofado español, sino un guiso distinto que utiliza aceitunas, alcaparras, pero tiene un toque de hierbas, ¡Ese es el que me mata!

¿Y qué tal el mezcal?

Pues muy bien, pero tiene cerca de 30 años que no tomo. Dentro de la izquierda era una práctica común y yo creo que en la mesa de todo buen conspirador no faltaba el tequila o el whisky, pero ya por cuestiones de salud lo he dejado de consumir.

¿Cuál fue su primer empleo remunerado?

Al terminar la carrera ingresé a la Secretaría de la Reforma Agraria y estaba encargado de la organización de asambleas en comunidades y ejidos, pero a veces surgían sesgos, como la apertura de una carretera que iba contra los intereses de la comunidad, y tú tenías que representar lo institucional. Preferí emigrar de ese trabajo, no era para mí. Decidí seguir en lo mío, en la política.

¿Cuáles son sus pasatiempos?

Me gusta leer y escuchar música de todo género. Antes de que hubiera aplicaciones en los teléfonos formé una colección de discos muy grande, más de 600, que ahora no sé qué hacer con ella, porque todo me cabe en el teléfono. De lectura, me gusta la novela, porque al principio de la formación política te la pasabas leyendo economía, sociología y ahora como que eso no es de mi agrado. Desde la prepa me gustaba Gabriel García Márquez y ahora estoy leyendo un libro sobre los emperadores romanos.

En el ámbito de la política, ¿existen los amigos?

Más que amigos, lo que se vas construyendo es un compañerismo, yo siempre he creído en los equipos políticos y siempre los he alentado.

Por cierto, usted fue compañero de partido de Rosario Robles. ¿Qué sensación le deja saber que ella está en prisión y enfrenta un proceso por ejercicio indebido de funciones?

Creo que cada quien tiene que hacerse responsable de sus hechos y yo espero que, por su bien, ella tenga la capacidad de deslindarse de responsabilidades y no tenga motivos para estar encarcelada, pero si los tiene, pues debe hacerse cargo de sus actos; independientemente de eso, toda mi solidaridad con Rosario, porque en la época en que convivimos siempre hubo afecto, trabajo de compromiso partidario, y esas cosas no se olvidan.

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