La pandemia legitimó que se endurecieran las políticas migratorias y se “militarizó aún más el control y la vigilancia sobre los migrantes, aseguró Yerko Castro Neira, académico de la maestría en Antropología Social de la Ibero.
Como parte de su investigación Geopolíticas de la exclusión, frontera y poder en Tijuana. Estudios comparados de política, violencia, circulación humana y migratoria, el docente del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas habló de las tensiones en los fenómenos actuales de migración y desplazamiento.
- Te recomendamos En su paso para llegar a EU, a migrantes les quiebran el alma y la esperanza Estados
“Al observar las migraciones, vemos que con la pandemia el tratamiento del cuerpo y las razones biológicas para desecharlo se unieron, como ha ocurrido antes en la historia humana. En nombre de proteger la inmunidad de la comunidad nacional, se ha confirmado la exclusión de los extranjeros indeseables. Bajo las ‘indiscutibles’ razones de salud pública, a los migrantes se les ha aislado, se les ha expulsado, y se ha cancelado su derecho a la protección internacional”, detalló.
El trabajo académico fue apoyado por la División de Investigación y Posgrado de la Ibero y será publicado próximamente en una revista. El académico agregó que toda la pandemia ha servido para reforzar el papel deshumanizante de los estados. Cuando más se esperaba de ellos, más se han comportado con criterios de exclusión, expulsión y segregación de poblaciones y grupos sociales.
De acuerdo con el investigador, el objetivo de muchas naciones, más allá de las justificaciones sanitarias, ha sido, como en los regímenes totalitarios, transformar a migrantes simplemente en cuerpos.
“Si antes de la pandemia, el discurso del privilegio fundado en el lugar de nacimiento legitimaba la detención y expulsión de migrantes, ahora se le suma la imperiosa necesidad de luchar contra el virus extranjero. Todo ello ha creado las condiciones para que no se discuta ni se cuestione lo que esto significa”, expresa.
Recordó que son numerosos los países que han cerrado sus fronteras y han establecido filtros cada vez más restrictivos. Muchos han tomado de sus legislaciones figuras de excepción como estados de urgencia, de alarma o de suspensión de derechos con lo que traen a la actualidad viejas leyes sanitarias. Además, se han dispuesto todo tipo de fórmulas de expulsión coordinadas entre países, expandiendo al continente entero la externalización de las fronteras de los países ricos, en este caso Estados Unidos.
“Poco importa que haya quienes tengan necesidades de protección internacional, como el asilo o el refugio. Se cancelan, en nombre de la protección inmunitaria de quienes sí merecen la pertenencia y los derechos de ese país, a personas extranjeras que se conciben como cosas”, dijo.
Recuerda que estas normas condenan a las personas a vivir “fuera de la ley’, es decir, se trata de una filosofía de un ser para la muerte, lo cual favorece la expansión militar a partir de la combinación constante de fórmulas de ideología y terror.
“Las políticas de control migratorio ya tenían una historia de endurecimiento cada vez más restrictiva antes de la crisis desatada por el virus. Ahora con la pandemia, esto se ha acrecentado y la ley ha tenido un papel central en ello. El régimen migratorio y el régimen sanitario han ejercido su dominación sobre las poblaciones migrantes de forma profundamente legal. Con todo esto, se han creado las condiciones para que el control sobre los flujos migratorios sea prácticamente total”, advirtió.
FS