Malaquías López Cervantes, integrante de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del coronavirus, consideró que suspender actividades esta semana en México es actuar de manera anticipada, sin pensar en el riesgo de quedarnos sin reservas cuando los casos de contagio se eleven, principalmente para las personas que obtienen recursos día a día.
De hecho, la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus de la UNAM determinó el jueves pasado, la conveniencia de suspender actividades masivas a partir del 23 de marzo, pero finalmente se decidió que fuera a partir de este martes.
“Hubo una respuesta similar al pánico social que no dejó opciones. En la Universidad estuvimos hablando de la ventana de oportunidad que ofrecía la Semana Santa y Pascua, porque íbamos a tener una disminución de la interacción social muy importante. Consideramos si empezaban a presentarse casos de transmisión comunitaria antes de Semana Santa; hablamos de reglas de decisión, de inmediato podríamos entrar en suspensión de actividades. La UNAM sacó un comunicado diciendo: estamos revisando nuestras opciones, pero eso propició que se generara una cascada de decisiones que vinieron de otros lugares”, indicó.
El experto recordó que de inmediato universidades privadas anunciaron la suspensión de clases y “pararon esa misma tarde, y luego el fin de semana empezó la locura en entidades en donde los gobernadores también empezaron a parar. Creo que la situación no pudo ser debidamente controlada, ahí ya no le correspondía a la UNAM tratar de contener, y no hubo más que el eco en el sentido de parar”, explicó.
De tal forma, el doctor Malaquías destaca el riesgo de que la sociedad se quede sin reservas tanto económicas como de alimentos por parar las actividades una semana antes y no de manera prolongada como se había recomendado.
“El riesgo es que nos quedemos sin reservas por parar demasiado pronto, eso no se ha puesto sobre la mesa de discusión. Por decir algo, hay quienes van al supermercado y no solo falta el papel de baño, sino que ya no encuentran bolsitas de atún; entonces, si no se garantiza la cadena de suministro en dos semanas la gente ya no va a tener ni que comer.
“Vamos a tener una crisis inesperada no sólo por la capacidad del contagio, sino por la falta de capacidad de respuesta de la sociedad para mantener las cadenas de suministro, para abastecer los centros poblacionales y garantizar que la gente se quede en su casa, pero tenga acceso a lo indispensable. Vamos a tener impactos no esperados en la economía de mucha gente que vive al día y que al no tener actividad social carecen de posibilidades de ingreso”.
López Cervantes sostuvo que actualmente, el escenario de contagios de Covid-19 no requería tal nivel de suspensión de actividades, pero sí era necesario reducir las actividades.
“Hay muchas actividades que se podían haber disminuido, y tienen una traducción en reducción de riesgo porque ya no va a tener las calles tan llenas como de costumbre, pero no es lo mismo eso, a decir paro total, y se ha malinterpretado la información. Ahora, se va a combinar con la depreciación del peso mexicano con el dólar, la caída del precio del petróleo. Vamos a vivir un tiempo difícil”, aseguró.
AA