Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Iberoamericana (UI) y el Tecnológico de Monterrey (ITESM), analizaron el Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica y coincidieron en que podría cambiar el paradigma de la región conocida como el Triángulo Norte que integra Honduras, El Salvador y Guatemala, aunque advirtieron de riesgos como las próximas elecciones en Estados Unidos.
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A unas horas de la reunión que sostendrá el presidente Andrés Manuel López Obrador con su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele, en Tapachula, Chiapas, y donde se tiene previsto la presentación de dicho Plan que en México se aplicará a través del programa Sembrando Vidas, los académicos destacaron el apoyo de España, Alemania y la participación de la ONU.
Señalaron que, de superar grande retos y riesgos que enfrentan programas de esta magnitud, podría ser una estrategia que se convierta en un modelo para otras regiones del mundo que enfrentan migración ilegal.
El doctor Ignacio Martínez Cortés, de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, comentó que el plan es “extremadamente ambicioso, ya que estaría impulsando no solamente el crecimiento sino la gobernanza que está endeble en el istmo centroamericano y en el sureste mexicano. En primera instancia el proyecto del gobierno es impulsar y crear empleo para que los habitantes puedan mantenerse en su zona originaria, eso por un lado y por otro también, crear una certidumbre de seguridad, de arraigo a raíz de que es una zona endeble a la inseguridad”.
Señaló los beneficios de que otros países y las Naciones Unidas simpaticen con el programa, lo cual podría lograr con financiamiento externo.
Reconoció que el mayor riesgo que enfrenta es la elección en Estados Unidos, pues Donald Trump podría convertir en enemigo a México en medio del debate migratorio para ganar votos, como lo hizo en el proceso pasado. Otro de los factores que ponen el peligro de su complementación, explicó el especialista es la debilidad económica de México, y que dependerá del financiamiento que solicitó al Banco Interamericano de Desarrollo.
En tanto, el experto en el tema migratorio de la Universidad Iberoamericana, Javier Urbano, comentó que hay un primer efecto positivo en la integración de la meta de desarrollo en la región y es que “ya se empieza a dialogar con centroamérica”.
“La segunda parte positiva tiene que ver con la participación de la ONU, que ya aceptó que algunas agencias especificas participen en la gestoría del proyecto en centroamérica, digamos que esos dos anuncios son muy interesantes visto de quitarle presión a este chantaje que ha ejercido Estados Unidos por parte mitigatoria y creo que la salida esta es la correcta porque la otra de fortalecer fronteras y meter la Guardia Nacional está muy mal hecha y tenía muchos riesgos y los sigue teniendo”.
Señaló que la parte negativa es que no hay un anuncio de cuánto se dispone de recursos reales, y no solo prometidos. “Se requieren recursos muy cuantiosos, no para 6 años sino para 20 o 30 años y eso se requiere de una planificación que no la estoy viendo”.
Finalmente, Eduardo Gonzalez, profesor de Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, consideró que el Plan de Desarrollo para Centroamérica tiene grandes diferencias con algunas acciones anteriores como el Plan Puebla-Panamá, la Alianza para el Progreso e incluso que la Iniciativa Mérida. “En esta ocasión me parece que está mucho más centrado en atender fundamentalmente a los tres países del Triángulo del norte, yo no diría que es precisamente sacar del cajón algunos planes ya establecidos sino más bien que es una diferente forma de ayudar a estas naciones para establecer condiciones adecuadas a su población y que no se vean obligadas a migrar”.
“Estoy totalmente convencido que generando empleos de calidad con buenos salarios y también atacando la violencia callejera, habrá condiciones favorables para que la gente se pueda quedar en sus países”.
nerc