Tiene una jarana, que quiere aprender a tocar; baila de todo, hasta disco, y se define como “intenso”. Gabriel Quadri (Ciudad de México, 1954) se ha casado en dos ocasiones, se dedica a la consultoría de proyectos ambientales y quiere seguir participando en la vida política del país.
Junto a otros académicos, el ex candidato presidencial por el Panal en 2012 trabaja para consolidar un proyecto político liberal, de centro y progresista, que sea opositor a la cuarta transformación porque el país, dice, “está en una situación muy preocupante. AMLO en muy poco tiempo ha concretado la destrucción de instituciones y llenado de incertidumbre a la nación”.
Para usted, ¿qué es el éxito?
La satisfacción de lograr metas que uno tenga previamente establecidas, porque el éxito siempre es parcial. Uno no puede estar satisfecho del todo y creo que eso es muy bueno, porque después de un éxito debe seguir el otro, hay que buscar lo que sigue. No hay éxitos definitivos en la vida.
¿Cuál ha sido el mejor día de su vida?
Uno, cuando gané un torneo de bádminton en la Universidad de Texas; otro, el día que me dieron mi título de maestría; otro más, cuando me casé con mi esposa actual, así como el primer debate de la campaña presidencial de 2012.
¿Qué fracaso lo impulsó a no rendirse?
Después de ser candidato a la Presidencia. Al día siguiente me cayó una losa de depresión, porque después de estar sometido a niveles tan altos de adrenalina, quedarte sin eso y regresar a tu oficina, dije: ¿ahora qué hago?
¿Cómo superó la depresión?
Jugando bádminton y trabajando. Cuando identificas los activos el balance final es positivo.
¿Qué es más importante, el amor o el dinero?
Las dos cosas: el amor sin dinero no es funcional y el dinero sin amor es deprimente. Las dos cosas van de la mano; no se trata de ser ambicioso, pero sí tener una posición económica solvente, adecuada a las expectativas de cada uno.
Es mentira que el dinero no determine ciertos niveles de felicidad y satisfacción. Los países más felices son los más ricos y los más pobres, las regiones y sociedades más pobres, son más infelices.
Hablando de felicidad, ¿cómo conoció a su esposa?
Trabajando en el Gobierno de Ciudad de México. Ella es arquitecta y se dedicaba a restaurar edificios patrimoniales del Centro Histórico; yo era el director de Planeación Ecológica. Empezamos a salir, nos enamoramos y vivimos juntos por tres años, después le pedí matrimonio; dudó, pero al final aceptó y nos casamos en una casa que ella había ayudado a restaurar.
¿Cree en la poligamia?
No, aunque sí es interesante a veces tener relaciones que puedan enriquecer tu propia vida matrimonial; no soy polígamo, pero sí creo que puede ser muy constructivo compartir con mi esposa algún tipo de experiencia extramatrimonial.
¿Ha tenido alguna experiencia, se lo contaría a su esposa?
Eso no lo voy a decir. Cuando pasan estas cosas, o han pasado alguna vez, obviamente ella lo sabe, es evidente.
Para los inexpertos en el amor, ¿qué tips da para conquistar a la persona que te gusta?
Yo creo que si tienes necesidad de conquistar a alguien no va a funcionar, esas cosas se dan, son o no son desde el inicio, hay un clic, una emoción, con la cual surge el amor o el enamoramiento, y eso yo creo que es lo que te abre la puerta a que tengas la posibilidad. Pero no te asegura construir una relación feliz y satisfactoria durante muchos años o el resto de tu vida. Si la tienes que conquistar, no vale la pena, porque no te quiere, es casi una autoderrota.
¿Cómo es de papá?
Celoso de mis hijos, he necesitado mucho su cariño, cuando eran chicos demandaba su atención.
¿Prefiere el café o el vino?
El vino, el café me hace daño, soy alérgico y es una desgracia, porque a mí me gusta mucho.
¿A qué edad fue su primera borrachera?
A los 14 años, mis papás no se dieron cuenta. Fui con unos amigos a un campamento de tres días y regresamos sin cruda y con una aureola de santos.
¿Usted es chairo, fifí o neofascista?
¡Fifí!, ¡ciento por ciento! Estudié, soy profesionista, no soy populista porque no soy de izquierda.
¿Cuál es el libro que está leyendo en estos momentos?
Acabo de terminar ¿Cómo mueren las democracias?, de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt.
Citando una frase famosa, “¿contamos contigo?”.
Claro, por eso estoy aquí. En este momento es muy importante levantar la cabeza y construir para no permitir que este país se vaya al abismo.