Con una amplia trayectoria en el Poder Judicial, el presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Felipe Fuentes Barrera, ha logrado conquistar cada uno de sus sueños no solo como abogado, sino también como padre de familia, aunque aún tiene entre sus pendientes aprender a bailar y, tal vez, hasta un día llegar a ocupar uno de los 11 puestos de ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Fuentes Barrera llegó a dirigir el máximo órgano jurisdiccional en materia electoral en medio de una polémica que desató la elección por la gubernatura de Puebla, que este año será disputada de nuevo; sin embargo, agradece el respaldo que ha obtenido de sus compañeros para ocupar la posición.
¿Siempre tuvo clara su formación de abogado?
Mi sueño desde niño fue ser abogado. Tuve una vivencia familiar muy fuerte, mi papá sufrió una injusticia muy grande y eso repercute en el modo de vivir y siempre tuve la convicción de ser abogado, aunque mi meta era ser fiscalista, pero en la medida que empecé a avanzar la vida me llevó por otros caminos hasta que finalmente encontré la carrera judicial y me fascinó, me enamoró por completo.
Yo inicié tardíamente en comparación con otros magistrados que empiezan desde el servicio social, así que eso implicó meterle más el acelerador, de tal suerte que logré llegar a la Suprema Corte, donde tuve una experiencia sin igual.
Ahí nació mi sueño de ser juez, que logré a través de un examen de oposición, después magistrado de circuito, donde nació mi interés por los órganos jurisdiccionales como son la SCJN y el Tribunal Electoral, ahí se empezó a construir esta posibilidad.
¿Dentro de todos esos sueños también hay uno para llegar a ser ministro de la Corte?
Es un sueño, pero ahorita estoy dedicado al Tribunal que no me deja horas para dormir siquiera. Quiero cumplir aquí y ahora, lo demás ya Dios dirá.
¿Y en sus pocos tiempos libres, qué le gusta hacer?
Trotar, lo hago los fines de semana. Voy al gimnasio con mi hijo y esa es la posibilidad que tenemos de convivir juntos, aunque mi hijo también es abogado.
¿Entonces tiene una familia de abogados?
Hacia abajo solamente, mis padres fueron personas que no tuvieron la oportunidad de prepararse profesionalmente, pero ellos sí quisieron que sus hijos lo hicieran. Tengo tres hijos, el mayor estudia historia, está en la maestría de El Colegio de México, el segundo es abogado y la tercera, la consentida, está terminando la preparatoria.
Como colegas, ¿no tiene la tentación de corregir a su hijo?
Él se enfoca más a lo administrativo y al amparo, es muy pensante, reflexiona mucho las cosas e incluso a veces me hace reflexionar en lo que estoy mal. Obviamente la experiencia que traigo de muchos años de servicio me sirve para comentarle puntos de vista donde observo que no está tomando buenas decisiones, pero es retroalimentación; ya llegó la etapa donde mi hijo también me enseña y me siento orgulloso, lo veo cómo crece y me permite sentirme realizado como persona.
¿Y con sus otros hijos?
El mayor quiere hacer carrera con la cultura japonesa, está estudiando una maestría Asia-Japón en El Colegio de México, ya está por terminar, ya empezó la tesis y su idea es irse a Japón a estudiar el doctorado, ya está buscando alguna beca y espero que se le dé, para eso se preparó.
Mi hija es divertida, muy alegre, baila por cualquier pretexto y creo que es una niña que puede destacar, es muy inteligente.
¿Tiene buena madera?
Sí, salió a la mamá.
¿La consentida será abogada?
Ella no quiere saber nada de leyes, nos ve llegar a su hermano y a mí con tremendos paquetes de trabajo para las tardes y los fines de semana y dice que no quiere eso, que ella sí quiere vivir.
¿Qué otro deporte le gusta?
Me gusta mucho salir en bicicleta, pero se necesitan buenos pulmones y buenas piernas; cosa que a mí no me va bien, porque tengo piernas de popote, pero bueno, algún día espero tener más fuerza.
¿Cómo logra equilibrar su vida personal con sus responsabilidades en el Tribunal?
Es complicado, mis hijos están en un proceso complicado por el tema de la edad, necesitan más cercanía, comunicación, ayuda el teléfono pero es impersonal y a veces se necesita un buen apapacho, una regañada, una llamada atención y eso es personal, entonces quizá aprovecho más cuando llego temprano o los fines de semana que estoy en la casa, aunque en ocasiones me quieran expulsar, pero son los días que hablamos y donde solventamos los problemas familiares. Me gustaría estar más tiempo con ellos, pero también debo atender responsabilidades institucionales.
Entonces los fines de semana son para usted y su familia...
Totalmente, procuro no tener ningún compromiso fuera de mi familia y son los espacios con los que ellos saben que cuentan conmigo.
Ya conquistó dos sueños: ser magistrado y tener hijos felices.
Sí, ser presidente del Tribunal y que mis hijos sean felices. Pero eso sí, me hace falta aprender a bailar.
¿Qué está leyendo?
El libro Azteca, de Gary Jennings.