Ricardo Anaya, ex candidato presidencial del PAN, sostuvo que para reducir la brecha de desigualdad es necesario que crezca la economía y que se redistribuyan los recursos: que el gobierno tenga ingresos suficientes y que gaste en lo correcto y con honestidad, no en ocurrencias como la construcción de la refinería de Dos Bocas.
En un nuevo video sobre su libro El pasado, presente y futuro de México, advirtió que contrario a lo que parece que quiere el presidente Andrés Manuel López Obrador, no se trata de lograr mayor igualdad haciendo que todos sean más pobres, sino que “se trata de lograr mayor igualdad, pero con movilidad hacia arriba, no hacia abajo”.
El panista indicó que "la desigualdad extrema es el caldo de cultivo perfecto para la inestabilidad social, para el florecimiento de los regímenes populistas, esos que la aprovechan para polarizar y así llegar al poder, y una vez en el gobierno dividen a la sociedad y terminan destruyendo la economía”.
Comparó la desigualdad y distribución de la riqueza con los inquilinos de un edificio de diez pisos, donde los más pobres viven en el primer piso con un ingreso promedio de 3 mil pesos por hogar, y los más ricos, equivalentes a 0.01 por ciento, en el de arriba con 3 millones de pesos al mes, por lo que Ricardo Anaya cuestionó de quién es la culpa de que haya tanta desigualdad.
“Obviamente no es culpa de los más pobres, que están ahí por la falta de oportunidades y no por falta de esfuerzo. Pero tampoco es culpa de los ricos, muchos llegaron ahí por su talento y por su esfuerzo, aunque evidentemente también por las oportunidades que tuvieron en la vida. La responsabilidad de esa pésima distribución dentro del edificio es principalmente del gobierno que no ha sabido construir una cancha más pareja. No es un tema de bueno y malos, es un tema de instituciones que no funcionan y que sí podemos corregir”, agregó.
Asimismo, mencionó que si bien en todos los países del mundo hay desigualdad lo preocupante es que va en aumento, lo que lleva a plantearse si debe ser vista como un problema, o mientras nadie sea pobre no importa de qué tamaño sea la distancia entre los de arriba del edificio y los de abajo.
En su opinión, a nadie le conviene que haya tanta desigualdad, ya que es un asunto de justicia elemental que afecta el crecimiento económico y porque es el caldo de cultivo perfecto para la inestabilidad social.
Rechazó los “otros datos” del López Obrador con los que afirma que hay desarrollo y bienestar aunque no se tenga crecimiento: “No es cierto que hay bienestar. Está creciendo el desempleo, no hay medicamentos para niños con cáncer. La explicación es de lógica elemental: si los invitados a una fiesta cada vez son más (porque en México la población está creciendo), pero el pastel permanece del mismo tamaño (es decir, el tamaño de la economía), pues cada vez van a ser más pequeñas las rebanadas que le van a tocar a cada uno de los invitados”.
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Agregó que tampoco basta con que crezca el pastel (con que haya crecimiento económico), porque puede suceder que un invitado esté obteniendo una rebanada enorme, y que muchos otros estén recibiendo migajas. Por ello, consideró que el reto debe ser doble: crecer –lo que no puede ocurrir sin inversión–, y redistribuir con un gobierno que tenga ingresos suficientes y que gaste en lo correcto y con honestidad.
“Se trata de que nadie se quede atrás. Se trata de emparejar el piso para que todo mundo tenga oportunidades. Lo justo, lo correcto, es construir un país en el que la prosperidad sea compartida y una vida con dignidad esté al alcance de todas y de todos”, comentó.
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