Silvia y Lizeth adaptan su casa para ofrecer lo mejor a sus alumnos

Son hermanas, ambas son maestras y la pandemia las obligó a cambiar no solo sus métodos de enseñanzas, sino que invirtieron recursos propios para ajustar su hogar a las necesidades de la enseñanza y ofrecer contenidos dinámicos

Mientras Silvia da clase, Lizeth prepara material y Camila estudia en línea . Fotos Especiales
Rosario Cerda
Monterrey /

La pared por primera vez se pintó de negro, fue necesario instalar un escritorio junto a la cama e incluso rearmar un tripié.

Esto es solo es una parte de la transformación de la casa de la familia Orta Pérez, en Monterrey, en una "escuela", pues las hermanas Silvia y Lizeth son maestras desde hace más de 10 años, y a esto se suma que su sobrina, Camila, de 12 años, también toma clases online.

"El reto más importante para nosotras como maestras es la parte económica, porque hemos tenido que comprar y arreglar cosas para adecuar nuestros espacios: micrófonos, audífonos, mejor internet, tarjetas de video, entre otras cosas.
"Son materiales que ni la Secretaría de Educación ni la escuela nos ha dado, todo ha salido de nuestras bolsas", confiesa Silvia, quien en este ciclo escolar impartirá el primer grado.

Las primeras pruebas del salón fueron en la sala, pero siempre se atravesaba alguien y tuvieron que irse a una recámara.

"Primero usamos la sala, pusimos una mesa, adecuamos para poder usar la computadora, pero estábamos a la mitad de la casa y al empezar las clases ya nadie podía pasar, pero luego nos hicimos a una esquinita y tuvimos que acomodar todo otra vez y comprar cables, para que la señal de internet fuera adecuada.

"Ya la última vez nos fuimos al cuarto", explican.

Las hermanas también tuvieron que comprar cortinas, que no funcionaron, por lo que debieron cambiar a persianas, realizar limpieza exhaustiva y selección de cosas, pues el salón se quedó con el espacio más grande de la recámara.

A eso se le sumó la revisión de las luces y cambio de cableado, a fin de tener más enchufes para el monitor, CPU, bocina, micrófono, impresora, aro de luz y el celular.

En la casa no fueron los únicos cambios, pues mientras una da clases en la recámara, la otra tiene que preparar sus materiales en la cocina, a fin de mantener a los niños concentrados... Y en la sala, a solo unos pasos, su sobrina Camila atiende las clases del sexto grado de primaria.

Para la maestra Silvia ha sido difícil acoplarse a las clases en línea, sin embargo, afirma que le han permitido desarrollar sus habilidades como docente, y afirma que sus alumnos aprenderán con contenidos dinámicos.


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