El impacto en los océanos causado por el cambio climático es de los desafíos ambientales más importantes a enfrentar, ya que de eso dependen la pesca, la acuacultura y las comunidades costeras de México, de acuerdo con el estudio Cambio Climático en México: Recomendaciones de Política Pública para la Adaptación y Resiliencia del Sector Pesquero y Acuícola.
En conferencia de prensa, académicos, organizaciones de la sociedad civil y representantes del sector pesquero destacaron que el documento identifica los impactos más importantes del cambio climático y emite recomendaciones de políticas públicas dirigidas a fortalecer la adaptación para enfrentar de manera eficaz dicho desafío, pues el fortalecimiento de la gobernanza y la gestión climática de los océanos son esenciales para el futuro del país.
Los océanos abarcan gran parte de la superficie del planeta y son fundamentales para la vida al producir dos terceras partes del oxígeno que se respira, regular el clima, albergar hábitats de alta biodiversidad y brindar alimento de calidad y empleo digno para miles de millones de personas. Por ello, su aprovechamiento sostenible es uno de los objetivos prioritarios que se deben plantear.
“La importancia de contar con estudios colaborativos de la talla del que hoy presentamos, da la oportunidad de integrar información científica actualizada con la visión, necesidades y conocimiento empírico del sector productivo, así como de sumar la voluntad y trabajo de la sociedad civil organizada para buscar cambios de largo alcance en el manejo de los recursos pesqueros a través de la política pública”, dijo Mariana Walther, coordinadora de Estrategia Pesquera en The Nature Conservancy, una de las organizaciones integrantes de la iniciativa de colaboración llamada Impacto Colectivo por la Pesca y la Acuacultura Mexicanas (ICPMX).
Por su parte, José Luis Carrillo, presidente Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas (Conmecoop), indicó que “la pesca en nuestro país representa cultura, alimento y modo de vida para alrededor de 300 mil familias que dependen de esta actividad de manera directa, y cerca de dos millones más que lo hacen de forma indirecta, por lo que son necesarios el compromiso y voluntad de los tomadores de decisiones para apoyar al sector con políticas públicas que aseguren bienestar y adaptación para las comunidades pesqueras frente a los retos climáticos”.
El cambio climático supone un riesgo para la actividad pesquera y acuícola en diversas partes de México. Las principales alteraciones oceanográficas derivadas de este fenómeno que se predicen para nuestro país son: cambios en la temperatura del agua, acidificación y elevación del nivel del mar, disminución de la concentración de oxígeno y un aumento en la frecuencia e intensidad de huracanes y otros fenómenos climatológicos, lo que puede tener importantes efectos sobre la productividad de especies de interés comercial.
Leonardo Vázquez, miembro de la Sociedad Mundial de Acuacultura, comentó que “para el año 2050, bajo el escenario menos favorable, la pesca ribereña, la industrial y la acuacultura tendrán pérdidas en su productividad primaria, derivado de incrementos en la temperatura del agua y cambios en el oxígeno disuelto”.
Agregó que “las características sociales y económicas de una comunidad, como edad, empleo, ingresos, afectan la habilidad de la comunidad para prepararse, responder y recuperarse de los efectos del cambio climático. En México, existen cerca de 13 mil comunidades costeras con distintos grados de vulnerabilidad, que requerirán acciones para ser resilientes y adaptarse a los impactos del clima”.
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Si bien en México ya existe un marco jurídico con enfoque climático, es necesario armonizar, reforzar, ampliar e impulsar lineamientos, directrices y otras medidas encaminadas a atender los impactos que el cambio climático tendrá sobre las pesquerías y acuacultura mexicanas, para asegurar una adecuada adaptación en su manejo.
Por ello, ICPMX y el Environmental Defense Fund de México (EDF), en conjunto con especialistas y otros actores que desarrollaron el estudio en el que se presentan recomendaciones de política pública para el fortalecimiento de la gobernanza pesquera, el manejo sostenible de los recursos y la gestión climática de los océanos podría ser determinante para el futuro de nuestro país.
Además de otras recomendaciones regionales, de manera prioritaria, el sector pesquero y acuícola requiere:
- Instituir un Programa Nacional de Pesca y Cambio Climático, con mecanismos sólidos de gobernanza y participación ciudadana;
- Crear un Atlas de Riesgo para el sector que incorpore las presiones ambientales y la capacidad adaptativa de las comunidades, así como planes de contingencia para minimizar impactos económicos y sociales;
- Aumentar la inversión en la generación de conocimiento que permita prever y guiar estrategias de manejo, así como invertir en la formación de cuadros especializados en cambio climático;
- Crear espacios directos de comunicación entre gobierno y comunidades pesqueras para enfrentar los retos;
- Impulsar la coordinación intersecretarial y multisectorial, y la construcción de coaliciones que asegure la coordinación transversal entre dependencias de los distintos órdenes de gobierno, y otros actores del sector.
Rafael Ortiz, director general de la Iniciativa de Pesquerías Resilientes y Océanos de EDF, destacó que “el documento busca constituir una referencia útil para los tomadores de decisiones en el diseño e implementación de una agenda y acciones de política pública para la pesca y acuacultura sostenibles y resilientes ante la crisis climática en México”.
Por la extensión de sus litorales, su posición geográfica y su influencia internacional, México tiene el potencial para convertirse en un referente de pesca sostenible y responsable que ofrezca bienestar social y un medio de vida digno a millones de personas, al tiempo que apoye la seguridad alimentaria de México y la recuperación económica tras la pandemia. Los retos del cambio climático llaman a no perder más tiempo y a comenzar a actuar hoy mismo para buscar soluciones sostenibles y a fortalecer la adaptación de miles de comunidades costeras.
EHR