Desde niña, Margarita Zavala quería estar en los campos de futbol americano de Pumitas, como sus hermanos. No era un deporte para su género y nunca pudo jugar de forma profesional, aunque le hubiera gustado. Lo más cerca que estuvo de los partidos fue como porrista, pero sabía moverse en el emparrillado: “Es un deporte de estrategia, como la política; en ambos sé taclear y sé bloquear”.
Para la ex candidata presidencial independiente, el tocho es un deporte que reparte habilidades y depende del trabajo en equipo: “No hay buen corredor sin una línea que abra el hueco, no hay buen mariscal de campo si no lo dejan pasar, y una línea que le permita pasar”.
El futbol americano y la política tienen muchas similitudes: “En ambos hay rudeza innecesaria y fuego amigo, aunque este último no se castiga en el campo de juego. En el americano hay primero y 10, a veces haces una jugada para avanzar dos yardas y otras que echas un pase bomba a ver quién lo cacha”.
Es tanto el gusto de Zavala por ese deporte que bloquea su agenda para poder ver los playoffs, más aún si se trata de su equipo: los Acereros de Pittsburgh. Sin embargo, ha sido aficionada de los Jets cuando militaba ahí el QB Mark Sánchez y su gran historia migrante; de los Patriotas cuando vivió en Boston, y desde 2010 es fanática de la Cortina de Acero. Además de los Pumas, apoya a los Jaguares de Juárez, equipo que surgió en Villas de Salvárcar, tras la tragedia que marcó a la ciudad fronteriza.
Como en el futbol americano, en la política también hay rivalidades. ¿En qué se parecen sus dos aficiones en la vida?
A veces la afición se convierte en fanatismo, y en política es algo que estamos viendo. Cuando algo tan humano como la afición se convierte en fanatismo, se tergiversa todo. En el americano la rudeza innecesaria es el castigo más grande, pero para el fuego amigo no hay sanción, y ese tipo de comportamientos los hay en la política y en el americano. Nadie prevé que alguien pueda hacerle daño a su propio equipo. La rudeza innecesaria también en política debe ser castigada. Cuando la hay desde el poder, los ciudadanos la debieran castigar. En el americano, cuando hay rudeza innecesaria, son 15 yardas de castigo.
¿Hay políticos que deberían recibir esas 15 yardas de castigo?
Sí, claro, varios. Alguna vez, cuando estuve en el PAN, de broma le dije a Ricardo Anaya: “Eso es rudeza innecesaria”. Quizá no me entendió, porque si no lo aprendió de memoria, no lo sabía, es más, no creo que le guste el americano.
¿De dónde surge su afición al futbol americano?
Mis hermanos siempre jugaron en Pumitas y siempre jugué, aunque me hubiera encantando entrar a un equipo de chica. No era mala, aunque mi papá sí quería, mi mamá nunca me dejó, porque decía que era un deporte de puros niños. La verdad, nunca supe si se lo perdoné. Fui porrista, porque era lo más cercano que podía estar y ahí veía todos los partidos.
¿Era medio villamelona?
Eso dicen mis hermanos. Alguna vez le iba a Dallas, pero los Steelers se portaron especialmente bien con México; tienen los colores de un equipo de Villas de Salvárcar y donaron algo de equipo para ellos, por eso me encariñé, aunque de niña los únicos partidos que pasaban en la televisión eran los de los Cowboys y de los Steelers. Mi hermano mayor le iba a Dallas y yo, sin querer, comencé a acercarme a los Steelers... luego, en 2010, en el G20 pedí ir a conocer el estadio, porque estábamos en Pittsburgh; me recibieron y yo sabía muy bien lo que me estaban mostrando, porque siempre me ha gustado el emparrillado.
¿Toda la familia Zavala es aficionada?
Claro, desde siempre, cuando éramos niños teníamos dos perros San Bernardo que se llamaban Tacle y Yarda.
¿Cuál es la mejor anécdota familiar que recuerda a partir de esa afición?
La recepción que me dieron los Steelers con la bandera verde, blanco y rojo en el estadio, solo estaba yo, fue un gran detalle. Pero la mejor es cuando de niña viví un partido de Gamos contra Pumitas, estaba a un lado mi papá, que ya falleció. Él también jugó de joven. El partido iba 5-0 favor Gamos, y mi papá me decía: “¡tranquila, podemos ganar con un touchdown !”, y ese momento, él diciéndome eso, me encantó.
¿Con su esposo, el ex presidente Felipe Calderón, comparte el gusto por el americano?
No, con Felipe tuve que entender los coches, la Fórmula 1, y él, el americano si queríamos platicar tantito. Me acompaña y yo lo acompaño, pero el nivel de afición es distinto, es más, Felipe ya hasta le va a los Patriotas.
¿Ha ido a algún Supertazón?
Sí me han invitado y he ido varias veces, pero la verdad es muy padre verlo en casa y disfrutarlo en familia, porque es un espectáculo hecho para la televisión.