El director del Archivo General de la Nación, Carlos Enrique Ruiz Abreu (Cárdenas, Tabasco, 1958), es un hombre que escucha reguetón, pero no ve la transmisión de partidos de futbol porque no soporta estar dos horas “oyendo las burradas que dicen”.
Algo similar le sucede con los noticiarios radiofónicos y por eso oye de todos un poco.
Es investigador y ha escrito una veintena de libros. Si se escribiera uno sobre su vida, le gustaría que lo hubiera hecho Gabriel García Márquez. Además, comenta que uno de sus anhelos es morir viendo una aurora boreal y ser recordado “como un hombre bueno, así de fácil”.
Además de que cuenta con un doctorado en historia por la UNAM, la vida del funcionario ha transcurrido desde hace más de una década entre la cultura y documentos antiguos, pues durante 16 años estuvo a cargo del Archivo Histórico de Ciudad de México. También ha sido acreedor de varios reconocimientos por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco y el gobierno de esa entidad.
Entrevistado en su oficina del antiguo Palacio de Lecumberri, señala que en la década de los 80 acudió como investigador al Archivo General de la Nación y que de ese material elaboró sus libros y tesis de licenciatura, maestría y doctorado.
¿Soñó algún día ser director del Archivo?
Ojalá y lo hubiera soñado, pero no, nunca lo soñé. Lo que si soñé en la década de los 70, muy joven, es que quería ser historiador. Desde entonces me incliné por los archivos, uno de mis hermanos trabajaba en la biografía de José Revueltas y en algún momento me mandó a la Hemeroteca Nacional, que estaba en El Carmen.
¿Qué libro está leyendo?
Estoy releyendo muchos libros que leí cuando tenía 20 años. Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; los clásicos rusos de Tólstoi y Dostoyevski, entre otros. Ahora leo mucho menos porque estoy revisando las normas internacionales de archivos. Por ejemplo, ahorita con lo del Cisen estoy revisando la normatividad alemana, la colombiana y la brasileña.
¿Practica algún deporte?
No. El único deporte que practico es la lectura, la investigación y principalmente la historia.
¿Es aficionado a alguno, le gusta el futbol o el americano?
No me gusta el deporte, ni en película. A veces por mis hijos veo futbol pero muy poco. No puedo estar dos horas oyendo las burradas que dicen, aunque hay veces que sí me gusta oírlas. Es como en la mañana que escucho los noticiarios y les voy cambiando para oír el punto de vista de cada uno.
Oigo música clásica, me gusta el reguetón y la música tropical, porque soy de costa, de la Villa y Puerto Coronel Andrés Sánchez Magallanes, en Cárdenas, Tabasco.
¿Hay algún lugar adonde no haya ido y le gustaría ir?
A Alaska a ver una aurora boreal, pero eso lo tengo reservado para minutos antes de que me muera. Me gustaría morir viendo la aurora boreal, pero si no puedo porque está muy lejos, con un atardecer en la bahía de Acapulco me conformó.
¿Si se hiciera un libro de su vida, quién le gustaría que lo escribiera y cómo le gustaría ser recordado?
¿Cómo me gustaría ser recordado? Como una persona buena. Así de fácil. ¿Quién quisiera que lo escribiera? Ya murió, García Márquez o hay historiadores de la vida social con una pluma extraordinaria, por ejemplo, alguien aquí en México quien posee una narrativa excepcional es Arturo García de León.