Principales enfermedades en personas mayores de edad

La cultura de la prevención, visitas constantes con el geriatría y las redes de apoyo, son primordiales para una buena calidad de vida en adultos mayores.

Enfermedades comunes en adultos mayores. (Archivo)
Adriana Magallanes
Torreón, Coahuila /

La vejez o tercera edad, que se estima comienza a partir de los 65 años, constituye un proceso que trae consigo una serie de cambios biológicos, fisiológicos, físicos, psicológicos y sociales, que pueden verse acelerados o retardados según las características de cada persona, pero son inevitables.

Los cambios en la vejez no son iguales en todas las personas y no todas se enfrentan a ellos de la misma manera, pues hay quienes disfrutan de una buena calidad de vida, mientras que otras no cuentan con las herramientas suficientes para enfrentarse a esta etapa.

Israel Soto, especialista en Geriatría, manifestó que este grupo poblacional requiere una evaluación médica mínimo una vez al año. El médico geriatra tiene como función llevar a cabo el control de las enfermedades más frecuentes como lo son la diabetes, la presión, la dislipidemia, que es el colesterol y triglicéridos alterados, las alteraciones de la función renal y de la función hepática, entre otras.

Depresión en personas mayores 

“Realmente el geriatra le da el control de todas esas enfermedades denominadas crónico degenerativas”, apuntó.

Dentro de la función del médico especialista, señala, está el atender los síndromes geriátricos, que son enfermedades propiamente asociadas al adulto mayor, entre las que se encuentra el deterioro neurocognitivo que contempla los problemas de la memoria como el alzheimer.

Enfermedades o padecimientos más comunes en viejitos

De igual manera se atienden problemas del estado anímico que son muy comunes en esta etapa, pues aún y cuando no se tiene una estadística, se considera que aproximadamente del 15 al 20 por ciento de los adultos mayores tienen trastornos depresivos.

Otro síndrome geriatrico frecuente es el de incontinencia urinaria y fecal, en donde no hay control para el esfínter tanto de la orina, como de las heces.

La malnutrición es uno de los síntomas más comunes en el adulto mayor, debido a que no se alimenta de manera adecuada, lo cual repercute en la calidad y la salud de la persona.

El síndrome de la caída, se considera cuando se presentan más de 2 caídas en dos meses por múltiples factores, entre los que se encuentran los ambientales, médicos y el abatimiento funcional.

Los ambientales pueden ser tapetes, calzado y la iluminación dentro del hogar o al exterior, en donde no se cuenta con rampas, así como las malas condiciones de las calles, banquetas o pasto.

En cuanto a lo médico, las dos causas más frecuentes de una caída son problemas cardiológicos como arritmias, de control de la presión y angina de pecho y lo neurológico que son enfermedades isquémicas cerebrales como los microinfartos, los problemas de síndromes demenciales, entre otros.

Respecto al abatimiento funcional, el cuerpo de la persona no está acondicionado para tener una marcha adecuada, por lo que son pacientes que tienen algún problema de rodilla, de cadera o que ya tienen prótesis y en ocasiones usan algún auxiliar o por el contrario no lo usan y eso aumenta el riesgo de caídas.

Redes de apoyo, de vital importancia

El especialista señala que dentro de la valoración que se hace, se revisa las redes de apoyo para conocer con qué cuenta la persona para poder cuidarse y para estar al pendiente de su estado de salud.

“Es un punto muy complejo porque a veces el adulto por estos problemas de salud que tiene no puede tener un autocuidado de manera adecuada, requiere del apoyo de la familia, tiene que haber redes institucionales y gubernamentales”.

Si bien es cierto, existen ciertos apoyos, son mínimos, pues hay pacientes que requieren de mayor atención, como los pacientes con demencia que necesitan pañales, un cuidador las 24 horas del día y muchas de las ocasiones el familiar tiene que trabajar para poder llevar dinero y comprar lo que requiere.

Problemas de salud aumentaron después de la pandemia

En los últimos dos años a nivel mundial se incrementaron los trastornos de ansiedad y depresión debido a la pandemia por covid-19. En los adultos mayores aumentaron los problemas de memoria como síndromes demenciales, se aceleraron en cuanto al proceso, cuadros que estaban catalogados como leves, empeoraron la salud mental, así como también una inactividad física.

El especialista comentó que, “ahora que se terminó el aislamiento y que se están reiniciando todas las actividades, lo vemos, nos dicen, doctor es que anda más deprimido, tiene más problemas de memoria, aumento de peso, trae dolores de articulaciones, los músculos se pusieron más débiles, eso lo que más vimos después de la pandemia”.

Después de los 65 años, los chequeos deben ser continuos

Israel Soto, considera que debido a que no se tiene una cultura de prevención, aún y cuando los programas médicos a nivel mundial están enfocados a la prevención de la diabetes, el control de peso, actividades físicas, prevención del cáncer, entre otros padecimientos, los adultos mayores llegan al consultorio con diagnósticos avanzados de 5 o hasta 10 años con el problema.

“Nos llegan ya desfasados los diagnósticos y obviamente entre más rápido se haga el diagnóstico, más adecuada evolución puede tener el paciente y una mejor calidad de vida”.

La diabetes mellitus tipo 2 sigue siendo uno de los padecimientos más comunes entre los adultos mayores, pues normalmente llegan con complicaciones de la vista, el corazón, insuficiencia renal crónica, alteraciones en los riñones, problemas de neuropatía periférica, úlceras o lesiones en piernas, por lo que se recomienda acudir al médico después de los 65 años de manera periódica.

Al realizar la evaluación geriátrica y dependiendo de la misma, el médico establece el seguimiento a 2, 3, 6, 8 o 10 meses, además de que se realiza un plan de salud y planeación en cuanto a medidas farmacológicas y no farmacológicas.

“Las medidas farmacológicas serían el ajuste de los medicamentos, que eso también es frecuente en el adulto, las dosis son diferentes en el adulto mayor a un adulto joven, lo no farmacológico sería todo lo que va enfocado a la prevención”.

Israel Soto dijo que, “la recomendación es acudir a su cita con especialistas en las áreas de la atención del adulto mayor, dar el seguimiento y estar pendiente a cualquier situación considerada no adecuada a la que normalmente tiene la persona y no dejarlo pasar, pensando que es el envejecimiento”.

aarp

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