La sexualidad de las personas migrantes

EL SEXÓDROMO

Detrás de cada persona hay una historia, un pasado. Cada quien ha recibido, o no, cierta información sobre la sexualidad, generando sus propias ideas al respecto, ligadas con la vivencia en su lugar de origen.

No hay que perder de vista que algunas personas (o muchas) deciden emigrar porque en sus países han sido víctimas de violencia. (Pedro Pardo/AFP)
Ilustración: Sandoval.
Verónica Maza Bustamante
México /

Cuando estudié sexualidad en Madrid, España, tuve la posibilidad de recibir un manual elaborado por el Ministerio de Trabajo e Inmigración del país, dedicado a profesionales en atención a personas migrantes, refugiados y desplazados, siendo de gran utilidad para el tratamiento y la comprensión de este grupo de seres humanos que deben o quieren cambiar de país, no siempre mediante los mejores procesos.

También editaron una Guía de información y orientación sexual para personas inmigrantes, con la intención de entregarla a quienes, con ese estatus, se acercan a la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración española.

Nunca me había parecido tan importante este tema como ahora que México se enfrenta a un fenómeno como la caravana de migrantes hondureños que han recorrido el país (o se han instalado en él), buscando llegar a Estados Unidos.

Detrás de cada persona hay una historia, un pasado. Cada quien ha recibido, o no, cierta información sobre la sexualidad, generando sus propias ideas al respecto, ligadas con la vivencia en su lugar de origen, pero es en su presente donde van surgiendo acontecimientos que quizá no se tenían contemplados y tienen que ver con enfrentarse a procesos colectivos contrastantes, así como a la realidad del nuevo país donde se instalan. ¿Cómo cuáles? Aquí algunos de los mencionados en las guías.

1. Es importante tomar en cuenta su realidad, si tienen trabajo o no, cuál es su nivel económico y cómo van integrando sus valores, estilos de vida y creencias a la cultura que empiezan a conocer. A veces puede ser un impacto por la diferencia, y en esos casos se necesita ayudar a las personas en su adaptación para que no solo copien lo que ven, sino lo fusionen con su historia de vida. “Toda persona tiene derecho a mantener su visión y sus propias creencias sobre los temas sexuales, y manejarse en su vida con ellas mientras no vayan contra los derechos sexuales y reproductivos”, señala la guía.

2. Al abordar los derechos en sexualidad de una persona inmigrante es importante tener en cuenta su condición social, su cultura de procedencia, la situación legal y jurídica en la que se encuentra, su estado psicológico. Si alguien pide ayuda a profesionales de la salud es importante que tanto pacientes como especialistas lo tengan claro.

3. En el proceso para llegar a su nuevo destino, sobre todo cuando se da de manera grupal como el fenómeno hondureño, es común que la gente se relacione. Que algunos se enamoren o generen vínculos basados en el miedo, la angustia o el apoyo. Es importante comprender que el amor es más que eso, por lo que podría ser una situación sentimental temporal.

4. La ayuda humanitaria se hace presente, principalmente brindándole a los y las desplazad@s bienes de primera necesidad, pero es recomendable incluir también preservativos, píldoras de emergencia y folletería informativa. Los encuentros sexuales son buenos paliativos para combatir la incertidumbre, pero si se realizan sin control ni precaución pueden derivar en otros males que complicarían aún más el proceso de cambio, como un embarazo no deseado o el contagio de una infección de transmisión sexual.

5. Los abusos sexuales llegan a darse cuando hay tantas personas hacinadas. Mucho se ha hablado ya de esta situación en los campamentos de refugiados en Oriente Medio, situación que puede replicarse en cualquier espacio donde haya personas con sus derechos humanos comprometidos con diversos factores que no pueden controlar.

6. Las mujeres pueden formar redes de apoyo, lo mismo con sus congéneres que viajan en la caravana que con las que habitan los lugares por donde van pasando, para intercambiar ideas, información, recursos, experiencias y tener un descanso emocional al compartir sus vivencias.

7. Algunas de las mujeres migrantes con menos recursos se dedican a la prostitución para poder sobrevivir, lo que las coloca en una especial situación de vulnerabilidad de cara a la explotación, los problemas de salud, la violencia. Hay que contemplarlo para no cerrar los ojos frente a este fenómeno, que amerita su propio estudio y atención.

8. La autoestima es otro aspecto que se recomienda comprender y trabajar con los y las migrantes. “Que aprendan que son dignas y dignos de ser queridos”, de ser entendidos. Trabajar la idea, tanto social como individual, de que no se les está haciendo un favor al recibirlos en otra nación que no es la suya, quitándonos el prejuicio de que las diferencias son tan grandes que no podría existir unidad.

9. Al abordar el estudio de la sexualidad en la población inmigrante conviene tener siempre en la mirada la diversidad de dichas personas. No se “es” inmigrante, sino que se “está” en una situación de migración, ya sea porque no había otra opción o por una decisión planeada. Cambiando estas etiquetas ayudaremos a que quienes viven este proceso lo hagan de una manera más sencilla y aceptada.

10. También hay personas homosexuales y bisexuales que cambian de país. Con discapacidades, de diversas edades, con valores de vida individuales. No se puede ignorar toda esa gama de posibilidades cuando se va a tratar a tantas personas, como pasa con la caravana hondureña.

11. No hay que perder de vista que algunas personas (o muchas) deciden emigrar porque en sus países han sido víctimas de violencia, acoso, abuso, amenazas, muchas de ellas de índole sexual. En estos casos hay que considerar tanto la vivencia anterior a la toma de decisión como los acontecimientos que han acontecido durante el cambio de residencia. Si se pierde de vista lo pasado o se le da más importancia que una vivencia nueva, no se podrá progresar en la adaptación al nuevo entorno.

12. Las personas migrantes tienen, a su vez, la obligación de respetar los códigos sexuales del país o los países que habitan, respetar los derechos humanos tanto como debería exigir que se sigan los suyos. Es un compromiso mutuo. Las fronteras también están en la mente; si se comprenden las transiciones en todos sus aspectos se podrá llegar a un buen destino.

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DOÑA MARINA LLORONA

Ánima ciega, sola y muda;
Penélope viuda
sin sudario y tumba.


Doliente sirena,
estrella en arena.
Éxodo marino en rojo...
un mara maquilla tus ojos.


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