En Guanajuato y en otros estados de la República Mexicana, continuamente, bajo distintas modalidades, muchos menores de edad se suman a las filas del crimen organizado; la gran mayoría cayendo en promesas de una mejor vida o siendo arrebatados de sus familias de manera forzada.
Así lo relató en entrevista para Milenio el especialista en materia de seguridad, David Saucedo; precisó que existen cuatro modalidades bajo las cuales los niños y adolescentes son reclutados por el narco, esto con el objetivo de que los grupos criminales cubran necesidades específicas, aprovechándose a su vez de que estos no pueden ser juzgados de la misma manera que un mayor de edad.
La primera de ellas es bajo secuestro, donde los grupos criminales alejan a sus víctimas de sus familias y lugares de origen, esto posiblemente con la finalidad de ser llevados a campos de entrenamiento para posteriormente ser incorporados como sicarios o narcomenudistas, convirtiéndose en mano de obra esclava.
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“Quienes ejecutan más estas acciones son el cartel de Jalisco Nueva Generación, el cartel de los Zetas, el Cartel del Golfo; secuestran jóvenes, niños, adolescentes, se los llevan, los someten a un proceso de entrenamiento, de adoctrinamiento para incorporarlos como sicarios […] con el tiempo, los niños, los adolescentes al final encuentran en este grupo delictivo una segunda familia. Muchos de ellos deciden quedarse, otros desertan”, explicó.
El especialista en materia de seguridad, comentó que muchos de los menores que están siendo buscados por sus familias posiblemente fueron secuestrados por el crimen organizado, y se encuentran realizando este tipo de labores.
Por otro lado, la segunda modalidad se da en menores que consumen drogas desde temprana edad, cuando los grupos criminales, aprovechándose de su adicción, los reclutan prometiéndoles sustancias a cambio de que realicen trabajos para ellos, como el de halconeo y narcomenudeo. Y también, cabe agregar que muchos de ellos son de escasos recursos o zonas marginadas.
“En este caso los niños son atraídos por la ingesta de la droga, por la promesa de recibir una compensación, por sus trabajos, por sus actividades, mediante la droga. En ocasiones también les dan alojamiento, también les dan una o dos comidas al día”, refirió.
La tercera modalidad es similar a la anterior, bajo el engaño de que serán contratados para una empresa de seguridad privada, los jóvenes finalmente son entrenados por ex militares en el manejo de armas de fuego.
Así mismo, hay otro grupo de menores que, al quedar fascinados por la vida que el narco les promete, ingresa a los grupos criminales por voluntad propia.
No obstante, el especialista en seguridad, David Saucedo, recalcó que más allá de la modalidad en la que son reclutados los menores de edad, los riesgos que corren y la vida que pueden tener al formar parte del crimen organizado también son preocupantes, ya que en muchos casos no perciben un salario, e incluso desde los entrenamientos algunos fallecen, ya que no soportan las intensas actividades a las que son sometidos.
SEMY