Eduardo del Río: “Una crítica no va a acabar con un gobierno”

Entrevista

Maestro de múltiples generaciones de caricaturistas políticos, Eduardo del Río, mejor conocido como Rius, fue siempre un mordaz y ácido crítico del neoliberalismo, Estados Unidos y el papel de la Iglesia católica en la sociedad mexicana.

Rius estuvo en el programa Cambios en julio de 1993, meses antes de la entrada en vigor del TLC y la definición del candidato del PRI a la Presidencia
Héctor Benavides
Monterrey /

Hace 30 años, en el mes de julio de 1993, visitó nuestro programa Cambios el caricaturista Eduardo del Río, mejor conocido como Rius. A continuación le mostramos, estimado lector, parte de nuestra conversación semanas antes de la firma del TLC, el Tratado de Libre Comercio, y del destape de Luis Donaldo Colosioa la Presidencia de la República, por parte del PRI.

Sus personajes de Los Supermachos se basan en cierta forma en los estudios de Octavio Paz y Samuel Ramos, ¿esos mexicanos han cambiado en los últimos años?

Bueno, en algunos han cambiado para mal, como que se ha deteriorado mucho la imagen del mexicano y esto ameritaría otro estudio de Octavio Paz.

¿Qué ha pasado con la raza de bronce? Porque en vez de progresar vamos para atrás en muchos aspectos y por qué no se ha logrado todavía que el mexicano destaque en aspectos importantes para México, no únicamente en box o en futbol o en cosas así, sino vienen cosas más importantes como es el trabajo, la organización, la responsabilidad.

Seguimos siendo un pueblo muy irresponsable, muy “relajiento” que difícilmente podemos ingresar así en un primer mundo, donde nos pretenden meter con este TLC.

¿Entonces el TLC no funcionaría?

Creo que no.

Bajo esa perspectiva…

Yo creo que no, desde esa perspectiva obviamente no y desde la otra perspectiva de obligarnos casi casi a formar parte de un primer mundo y aunque estamos entrando por la puerta de servicio, pues tampoco. Yo creo que el TLC nos dará en toda la torre al país.

En su profesión, por la crítica política que hacen, ¿qué tanta presión reciben?

Siempre están presentes las presiones, depende mucho del tipo de conciencia que esté manejando el periodista, de la autocrítica que él se haga y también depende mucho del gobierno que esté en ese momento en el poder. Ha habido gobiernos que son un poco más inteligentes que otros, que saben que una crítica no va a acabar con su gobierno ni a provocar una revolución, sino que constituye a la mera hora en un deshago por medio de nosotros los caricaturistas. De hecho nos convertimos en una especie de diputados sin partido y hacemos que la gente que no tenga voz, la tenga por medio de nosotros.

Amigo Eduardo, usted a través de su personaje Rius destapó a Colosio como candidato a la Presidencia de la República…

Sí, ya yo tuve el atrevimiento o la humorada de destapar a Colosio, pero no lo destapé por méritos en campaña o por posibilidades que él tenga de llegar a ser buen gobernante, sino porque creo que él sería el ideal para establecer un Maximato en este país (en alusión al periodo en que Plutarco Elías Calles manipulaba a los presidentes que lo sucedieron).

Yo dije que Colosio era el candidato del PRI porque me había dicho un elevadorista del partido que ése iba a ser el bueno y le pregunté yo: ¿por qué? Porque es el único que se parece a (Bill) Clinton (presidente de Estados Unidos en el momento en que se hizo la entrevista) sin bigote.

¿Y lo escogieron por esa razón?

Por esa razón podía ser tapado, y a lo mejor sí resulta ser el tapado.

¿Y del otro partido, el PAN?

De parte del PAN la caballada está flaquísima, no sé quién pueda ser ahí el escogido por ellos. Lo ideal sería que toda la oposición en México se uniera a un solo candidato, porque si no es hacerle juego al gobierno.

¿Y el doctor Ernesto Zedillo Ponce de León?

Pues como le decía: en México ha llegado el momento en que cualquiera puede ser presidente. Los últimos 3 sexenios –Salinas de Gortari, De la Madrid y López Portillo– han demostrado que no se necesita ser muy buen elemento para llegar a la Presidencia, han sido desastrosos estos últimos tres sexenios.

¿Cómo entender tanto poder concentrado en una sola persona –el Presidente–, en un país de 85 millones de habitantes? ¿Cómo concederle tanta fuerza y minimizarnos al grado de quedar en polvo?

Pues así es, se repite la historia. 

Hablo de la parte de culpa que tendríamos nosotros como pueblo, ¿no estaremos fallando nosotros también?

Yo no creo, porque nosotros no nos hacemos responsables de eso.

¿Pero padecemos las consecuencias?

Es lo malo, vaya, no se ha creado la estructura necesaria como para que el pueblo sea el que elija realmente a sus gobernantes.


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