Lejos quedaron los tiempos en que delincuentes de manera aislada conocidos como 'coyotes' se dedicaban a cobrar ciertas cantidades de dinero por llevarse a paisanos de Guanajuato en busca del sueño americano. Hoy, son las bandas del crimen organizado las que obtienen jugosas ganancias abusando de la necesidad de cientos de personas que de la entidad buscan cruzar la frontera hacia los Estados Unidos.
Miguel Vilches Hinojosa, doctor en migraciones Internacionales y cooperación al desarrollo por la Pontificia Universidad de Comillas de Madrid y catedrático de la Universidad de Guanajuato, explicó que el fenómeno de la migración es cada vez más complejo e involucra a estructuras organizadas de criminales que tienen bajo amenaza a los migrantes que deciden hacerse de sus servicios.
“Hay que pagar para cruzar, lo que nos han dicho en entrevistas a personas que intentan cruzar la frontera es que llegan a pagar hasta 20 mil dólares por una travesía de estas”, aseguró el académico.
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Tan solo el año pasado se registró de manera oficial el fallecimiento de 51 migrantes de Guanajuato que intentaron cruzar la frontera (45 hombres y 6 mujeres); sin embargo, no existen denuncias ante la amenaza de los grupos delictivos quienes por la misma suma les ofrecen intentar en más de una ocasión cruzar la frontera.
“Estas bandas de traficantes son cada vez más peligrosas y cada vez más difíciles de detectar, amenazan y amedrentan a las personas que van a llevar y que van a cruzar. Normalmente son grandes grupos criminales que controlan diferentes zonas del país y diferentes fronteras” explicó.
Aun cuando muchos de ellos llegan a ser detenidos en el intento y retornados a su país, no revelan información de estos grupos de tráfico de personas, pues la cuota también incluye el derecho de dos o tres intentos por “brincar”.
De acuerdo con la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas, tan solo durante el 2021 se registraron 14 mil 246 repatriaciones de migrantes guanajuatenses.
“Es difícil que un migrante haga una denuncia de entrada porque están estigmatizados y en segundo lugar que denuncien a un traficante es aún más difícil, porque normalmente los migrantes saben que, si no lo logran la primera vez, volverán a recurrir a ese mismo traficante para hacerlo la segunda vez, entonces no van a quemar una oportunidad”, comentó.
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Los principales puntos de cruce que son utilizados por los guanajuatenses, son la frontera en Nuevo Laredo, seguidos por la frontera de Ciudad Juárez con Texas y el cruce de Tijuana como última opción.
Para mantener la secrecía, no se da mayor detalle a quien contrata sus servicios, esto para que tampoco puedan compartir la información con su familia, se tiene conocimiento que los migrantes inclusive son obligados a realizar trabajos manuales previo a “cruzarlos”.
“Algunos hombres, también se les privada de su libertad para que trabajen un tiempo, para que paguen su derecho a cruzar haciendo algún trabajo de albañilería o algún trabajo de mano de obra elemental en condiciones por supuesto infrahumanas y luego se les dejé ir”, concluyó Vilches.
Fue hasta los años ochentas que el trabajo de los “coyotes” y “polleros” era ocupado por personas que tenían experiencia al ir y venir de el país vecino y que ayudaban a gente de sus comunidades a lograr este mismo sueño.
Con el paso de del tiempo y el recrudecimiento de la violencia en el país junto con el de las políticas migratorias, se incrementó la dificultad para migrar y surge la necesidad de pagar a los grupos del crimen organizado una cuota de protección para poder transitar.
Entre los años 2007 y 2008 empezó a evidenciarse con mayor fuerza que los grupos los grupos del crimen organizado empezaban a disputar este mercado de tráfico de personas, siendo Guanajuato el cuarto estado del país con mayor expulsión de migrantes.
Es necesario poner especial énfasis a sus políticas públicas de desarrollo humano, que inhiban que sus ciudadanos opten por arriesgar la vida, para buscar mejores oportunidades en el país vecino.
PCQG