En Metepec, junto a su abuela, Jocelyn Narciso vende artículos como aretes, muñequitas, rehiletes y banderas, todo en tricolor; sin embargo, a unos días del 15 y 16 de septiembre percibe una baja venta, por lo que espera que en los próximos días el panorama pueda mejorar y así continuar con esta tradición.
En su puesto, que se ubica frente al Palacio Municipal de Metepec, Jocelyn acomoda cada uno de sus productos, ayudada por su abuelita, de quien ha aprendido este oficio del que se siente orgullosa, pues la venta, también implica el poder conversar, aunque sea por unos minutos con distintas personas.
Desde banderas de distintos tamaños, hasta aretes, pulseras, gises para pintarse la cara, rehiletes, escudos, guías, cadenas, hasta trompetas y vestidos, esperan ahí junto a Jocelyn, como una muestra del trabajo de las manos artesanas.
Herencia en Otzolotepec
Orgullosa también de la herencia de Santa Ana Jilotzingo, municipio de Otzolotepec , de donde es originaria, explica que ahí todo el año se elaboran dichos artículos, para así estar preparados y poder atender la demanda que se tiene, sobre todo en septiembre, en un aniversario más del inicio del movimiento de Independencia.
“Todo se hace, se hacen desde los rehiletes, los escudos, los adornos, todo se hace por allá (…) Ya es de familia, por ejemplo, yo vengo con mi abuelita, le siguió mi papá y ahora yo ya estoy aquí también. Ya es una tradición familiar, se podría decir, porque toda toda mi familia se dedica a esto, primeramente Dios hasta mis hijos se pueden dedicar a esto”, explicó.
Para estos festejos, los puestos temporales, como el de Jocelyn, comienzan a instalarse el 25 de agosto, y con el tiempo encima, pues los días de venta son contados, trabajan por varias horas al día, mostrando la belleza de cada diadema, escudo o bandera.
“Empezamos a salir a vender desde el 25 de agosto hasta el 16 de septiembre, aquí andamos vendiendo; pero andan un poco bajas las ventas”.
Las ventas
Este oficio, asegura, requiere no solo de buenos productos, también de una excelente atención, de explicar una parte del proceso de elaboración a quienes se acercan y preguntan o incluso compartir un poco de esa tradición que se transmite de generación en generación.
“Es bonito estar aquí vendiendo, que otras personas vean lo que en nuestro pueblo se hace, si es muy bonito, porque hasta personas de otros países han venido y les gustan mucho las banderas y los adornos, es algo muy bonito”.
Una tradición que poco a poco se pierde
El principal reto al que se enfrentan, añade, es la pérdida de las tradiciones, pues año con año ve como ya son pocas las familias que se acercan a puestos como el suyo y compran sus banderas, gises, trompetas o matracas. Solo en lo que va de esta temporada, añade, las ventas han caído entre 30 y 40 por ciento.
“Yo creo que sí han bajado como un 30 o 40 por ciento, ha bajado mucho. Ahora, como que ya la gente está perdiendo estas costumbres, de poder adornar la casa o sus carros, antes se adornaban, pero ahora ya no se ve nada de eso”.