En “Mantén la música maldita”, Carlos Velázquez le rinde tributo a la conexión que ha tenido con el rock y lo hace con todo lo que implica cuando se adentra en esa imaginería de conectes y alucines.

Crónica de una ciudad, de un espacio donde el tiempo no transcurre, se detiene y reitera imágenes de una historia, si acaso lo es, hecha de fragmentos, de frases sueltas hilvanadas por una luz mercurial.

Para Julia, el día y la noche es lo mismo. Da igual la hora que sea cuando la discapacidad con la que nació le impide salir de aquel colchón con manchas amarillentas y olor a orina.

Desde su ventana, fascinado, el cronista observa el vaivén de la gente en una calle del Centro Histórico, y piensa que vive en el mejor de los mundos posibles.

Adultos mayores de CdMx acuden con sus documentos para recibir su vacuna pese al calor y las largas filas. "Sabemos que si hay una cura, pues hay que aprovecharla", dice una mujer de 72 años.

El autor nacido en Guerrero publica su primera obra que consta de 14 crónicas que deambulan entre la sordidez, las alucinaciones y los golpes de realidad.

Los textos seleccionados fueron "Causmosis 2020, o cómo estoy volviendo de donde nunca me fui" y "COVID, de Iztapalapa para todo el mundo".

"El cielo se llena de grandes figuras y el suelo va quedando más lejos, cuando menos lo esperas ya estás a 300 metros de altura y contando"

El acceso al Zócalo estuvo restringido y no se escucharon porras ni aplausos a las fuerzas armadas. El Presidente y los pocos asistentes estuvieron ahora en un templete afuera de Palacio Nacional.

Con una atmósfera misteriosa e hipnótica, el realizador ruso consiguió plasmar el simbolismo de una zona prohibida, como lo es hoy el mundo exterior.