Tras el asesinato de dos sacerdotes jesuitas, un guía turístico y un joven de 22 años de la comunidad de Cerocahui, la policía cateo el domicilio.

El 75 por ciento fue ubicado y el resto está registrado como que fue víctimas de delitos o se perdieron en el desierto de algún estado fronterizo.

Las autoridades han señalado a José Noriel Portillo Gil, El Chueco, como presunto asesino de los dos sacerdotes jesuitas.

Recordaron que los sacerdotes defendían la cultura de las comunidades indígenas tarahumaras y luchaban por los servicios básicos.

El sacerdote Javier Ávila aseguró que sólo buscan que se juzgue conforme a derecho a los responsables.

El Presidente dijo que es necesario conocer el estatus del presunto asesino, a qué se dedicaba y si había contubernio con las autoridades para que no lo detuvieran.

Entre lágrimas, flores y globos blancos, religiosos y pobladores de comunidad de Cerocahui, en Chihuahua, se despidieron de los sacerdotes jesuitas.

El Provincial de México destacó que, como iglesia, quieren colaborar con las autoridades con “diálogo crítico y constructivo”, a fin de solucionar el problema de la inseguridad en el país.

Debido a la alta afluencia de asistentes, fue colocada una carpa, sillas y una bocina al exterior de la parroquia.

El diácono de la iglesia aseguró que la purificación del lugar era necesaria, pues "se faltó al respeto al templo, a Dios y a la vida de nuestros hermanos".