Hace algunos años, un grupo de universitarios realizó un cortometraje en el histórico Canal de la Perla de Torreón, Coahuila, donde tomaron algunas fotografías y videos, sin imaginar que se encontrarían con una presencia que no debía estar ahí.
Ocurrió en la ciudad de Torreón, Coahuila, cuando los estudiantes que cruzaban la carrera de Comunicación, tenían un proyecto de clase que entregar. En la producción se encontraban Brayan Herrera, Amed Jessel y Tony Ramírez, mientras que los actores Manuel Arteaga y Norma Caudillo.
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La trama del film transcurría en el año 1913 y abordaba la locura de un hombre el cual tuvo que matar a su esposa por temor a que la Divisón del Norte la encontrará, desde entonces una visión de ella lo acompañaba a todas partes al grado de atormentarlo.
Para realizar la grabación de este proyecto se fijaron varias locaciones que pudieran retratar la época, tal como La Plaza de Armas, La Casa del Cerro y el lugar que protagoniza esta nota.
En una de las fotografías notaron algo extraño, que no percibieron al momento de capturar el 'detrás de cámaras' que les solicitaron para sustentar sus participaciones.
Fue al revisar el material que se percataron
No fue hasta que la fotografía se publicó en redes sociales que notaron una figura extraña al final del túnel, en medio de la oscuridad, donde al momento de filmar el cortometraje no había nadie.
"Nosotros no íbamos para allá, estaba demasiado oscuro, teníamos miedo de ir para allá, y por cuestiones de luminaria grabamos todo en donde aún llegaba la luz del Canal, nos sorprendimos mucho cuando vimos que salió eso en la foto", comentó Amed Jessel, quien fungía el papel de director de fotografía.
Hasta la fecha, el hallazgo sigue siendo un misterio, sin embargo personal del mismo Canal señala que podría tratarse de la llamada "Cubana", mujer protagonista de una de las leyendas más famosas de Torreón, que narra la historia de una joven de la vida galante que murió a causa de la viruela negra que azotó a la región a principios del siglo XX.
La cual fue arrojada a ese arroyo cuando aún fungía como canal de aguas negras, por instrucción de la encargada del burdel donde trabajaba, ya que al contagiarse de la enfermedad podría infectar a las demás chicas, razón por la que aún con vida y en estado moribundo, habría sido tirada en ese lugar.
El misterio se ha vuelto uno más de los muchos que poco a poco son expuestos y que adornan con leyendas los espacios históricos de la ciudad.
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