¿Consideras que tu hijo es distraído, impaciente e impulsivo, al punto que si quiere hacer algo, sin pensar en las consecuencias? Si bien, estas características para muchos padres puede ser señal de inmadurez o mala educación, también es importante vigilar este comportamiento, pues pueden ser señales de tener un Trastorno de Déficit de Atención.
Thalia Ugalde, maestra en Psicoterapia Infantil y Adolescente con enfoque Psicodinámico de la Universidad La Salle Laguna (ULSA), comenta que el Trastorno de Déficit de Atención, que esta puede ser con o sin hiperactividad (TDA o TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que se da en la infancia, pues ser parte de la información del desarrollo.
Menciona que los principales síntomas para detectar esta alteración son la inatención, impulsividad e hiperactividad. Se cuenta con tres subtipos de TDAH: el inatento, quienes tienen dificultades para concentrarse y para mantener su atención en actividades que no son de su agrado. El impulsivo o interactivo tiene problemas en el control de las respuestas motoras, o tienen pensamientos acelerados, pues hay exceso de energía, ya sea a nivel físico o cognitivo.
"Hablan muy rápido y es como si todo el tiempo hubiera actividad mental y la impulsividad es una dificultad para anticipar las consecuencias de sus actos, por ello suelen adelantarse y les cuesta mucho esperar su turno", señala. El tercero es el mixto, que suele tener aspectos de ambos subtipos. Este trastorno tiene tres niveles: leve, moderado y severo.
Indica que la edad ideal para diagnosticar TDA es de los 5 a los 7 años de edad, ya que es la etapa en la que académicamente se les solicita a los niños una mayor capacidad de atención y organización, además de que los maestros y padres suelen detectar dificultades porque el niño no tiene las conductas esperadas. "Les cuesta mucho seguir el ritmo de trabajo de sus compañeros de clases o poder hacer sus responsabilidades diarias en casa", declara.
Sugerencias para ayudar a niños con TDAH
Las recomendaciones para los padres que ya han asistido con un neuropediatra, un psicólogo clínico o infantil para el correcto diagnóstico del menor y se percatan de la presencia del trastorno, son que se haga una evaluación psicológica para conocer las fortalezas y áreas de oportunidad del paciente, pues es importante que se hagan las sugerencias según las características del menor.
"Es un espectro muy amplio de características y síntomas que no en todos los pacientes se da igual. Al tener esa evaluación y entendemos cómo está funcionando, se hacen una serie de recomendaciones más especializadas", informa, no obstante, hay ciertas acciones generales que pueden ayudar a los individuos en la escuela.
Una de esas sugerencias es que los menores que tengan TDAH es que se les ubique en un lugar donde no haya tantos distractores, preferentemente no cerca de puertas, ventanas o alumnos que puedan desconcentrarlo, además de que deben estar lo más cerca del docente posible.
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"Otra recomendación que se les da a los maestros es que las instrucciones deben de ser cortas, a una distancia cercana y viendo a los ojos al menor, de modo que se pueda cerciorar que el alumno estaba poniendo atención", comenta. También se les puede pedir que, después de dada la instrucción, la replique con sus propias palabras para cerciorarse de que esto haya quedado claro.
Una rutina estructurada, que ésta sea la misma diariamente, haya límites muy bien definidos y el acompañamiento psicológico y médico adecuado, ayudarán a que el menor pueda llevar de mejor manera el TDAH, al igual que mejorará su calidad de vida.