Egresada nos comparte su experiencia ganando el premio Calli por su desempeño académico

La ahora profesionista considera que en un futuro se ve como una mujer que seguirá aprendiendo para desarrollar más habilidades en su carrera como arquitecta.

Pamela Luévanos Alvarado, junto a su asesor de carrera, Antonio Camacho. (cortesía)
Karla Rodríguez
Torreón, Coahuila /

La pasión y compromiso con ayudar en las necesidades de la comunidad son algunos de los elementos que hicieron que Pamela Luévanos Alvarado, quien recientemente egresó de la carrera de Arquitectura en el Tecnológico de Monterrey, campus Laguna, fuera galardonada con el premio Calli por parte del Colegio de Arquitectos de la Comarca Lagunera (CACLAC) debido a su desempeño a lo largo de su carrera.

“Para mí, este reconocimiento es un recordatorio de que la arquitectura es una forma de crear espacios que transformen vida. Me siento muy feliz de haberlo obtenido, muy orgullosa y agradecida con todas las personas que me apoyaron en este camino a convertirme en licenciada”, declara.

Como estudiante, señala que la carrera le encanta, más ahora que puede aplicar sus conocimientos en la constructora donde trabaja, pero no por eso es que no haya desafíos dentro de la profesión, como equilibrar la vida académica con la personal, mejorar la alimentación, organizar tiempos, entre otros.

“Pero estos retos solo fueron una oportunidad para innovar y crecer. Yo sé que cuando las cosas se ponen difíciles, todo se siente más pesado, pero nunca me rendí, tener el apoyo de más personas y confiar en mí misma me ayudaron mucho a seguir en este camino”.

Luévanos Alvarado considera que en un futuro se ve como una mujer que seguirá aprendiendo para desarrollar más habilidades en su carrera como arquitecta, con las que pueda crecer y participar en proyectos que incorporen las necesidades de las personas, al igual que respondan a tener un impacto positivo en el entorno.

Proyectos con corazón

Igualmente, considera que la institución de la que egresó fue un parteaguas para desarrollarse mejor como profesionistas, dándole personalmente la oportunidad de colaborar en dos trabajos que la ayudaron a conocer las necesidades actuales y su contribución con la sociedad. Uno de ellos fue un centro comunitario en la sierra de Arteaga.

Pamela presentando el proyecto Casa Cuna. (cortesía)

“Mis compañeras y yo, viajamos hasta allá para involucrarnos con la sociedad y conocer sus necesidades, para a partir de eso desarrollar el proyecto y hacer una construcción que buscara brindarles lo que requerían”.

Otro, el cual sigue en construcción es la Casa Cuna del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), Torreón. Indica que esto fue posible ya que su generación tuvo relación con este organismo, pudiendo desarrollar los planos arquitectónicos para la creación de este espacio, en la que se buscó que tuviese una capacidad para 100 niños.

Aconseja a los jóvenes que estudian Arquitectura a que no desistan. “Si bien, es una carrera que tiene sus sacrificios, aprovechen cada experiencia para crecer y encuentren su camino para impactar positivamente, primeramente a su comunidad, y eventualmente al mundo”, concluye.

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