El Trastorno del Espectro Autista (TEA), si bien puede ser diferente para cada niño y los padres puedan sentir incertidumbre al momento de buscar un centro educativo adecuado para ellos, es importante recordar que en la actualidad, las escuelas deben ser inclusivas, esto con el fin de ayudar a los menores con discapacidad a mejorar sus oportunidades de vida.
Silvia Elena Romero Adame, activista en las agrupaciones Autismo Unidos por el Azul y Sonrisa Azul, y madre de un joven autista, comenta que la educación es de suma importancia para los menores, pues no serán pequeños toda la vida, y al momento de ser adultos, es necesario que busquen su autonomía e independencia.
“Tenemos que actuar en función cómo lo vamos a preparar para la vida y actuar en sociedad”, declara. Señala que la educación es la piedra angular para el desarrollo de habilidades sociales, aprendizajes y a largo plazo una manera de construir un plan de vida, siendo también la educación un derecho del menor.
“La educación inclusiva es un derecho para todos los niños y hoy no se puede discriminar a un menor debido a su condición al ingreso o permanencia en la institución”, señala, lo cual es importante que los padres puedan ser conscientes de este hecho para actuar al respecto en caso de exclusión.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), señala que, al año 2020, 49.5% de las personas con discapacidad se encuentran en situación de pobreza. Estos datos, para Romero Adame, solo es un recordatorio de que, si no se inicia con la aplicación de rutinas y la inclusión educativa desde temprana edad, pueden terminar en situaciones vulnerables.
“Esa es la parte más importante a tener en cuenta en las escuelas. También en cuestiones de escuelas de educación especial, a pesar de que cada niño tendrá sus necesidades particulares, yo creo que lo ideal es que todas las instituciones estén capacitadas para recibir niños con alguna condición, para que pueda acceder a aquellas cercanas a su casa”, indica.
Comenta que esto ayuda también a generar sensibilización de toda una comunidad de lo que es la discapacidad, específicamente del autismo y que en un futuro, los adultos reconozcan a sus compañeros. “Ya pasa que hay adultos que ofrecen empleo a personas con alguna condición porque convivieron de cerca con personas autistas u otras discapacidades”.
Empoderamiento
Para los padres que se encuentran indecisos y con incertidumbre acerca de la educación para sus hijos, les recuerda que no están solos, pues todo padre de personas con Trastorno del Espectro Autista se ha encontrado en esa misma situación, haciendo que cada año escolar y etapa es un reto.
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“En carne propia viví el rechazo de muchas escuelas. Afortunadamente muchas de ellas hoy nos piden pláticas o talleres, pues ya les exigieron esta inclusión, especialmente en instituciones privadas”. También señala que las narrativas de que las escuelas no saben cómo ayudar a un niño autista ya no es válido.
“Las instituciones tienen que buscar la forma de capacitarse. Si bien, la situación de los maestros es difícil, las condiciones de ese mal programa, supervisión o sistema educativo no pueden recaer en mi hijo. Me toca exigirle a ustedes”, declara.
Les recomienda a los padres que se eduquen de lo que dice la legislación, se empoderen y con ese sentimiento acudan al plantel y busquen ese lugar para los menores, además de estar abiertos a las sugerencias que el instituto dé para la mejora educativa del niño, haciendo una colaboración escuela-padres para sacar adelante a los pequeños.