Aproximadamente entre los cuatro y cinco años de edad los niños empiezan a tener relación con personas independientes de la familia y es necesario conocer lo importante que puede ser esta convivencia para los pequeños y la manera en la que seguirá socializando en un futuro. Es por ello que es importante ver si los menores pueden generar vínculos con sus iguales.
Según la psicóloga Ana Karen Reyes López, quien se dedica a la consulta privada con enfoque en psicoanálisis, señala que la amistad, de entrada, es un valor. Se fomenta desde que los niños se empiezan a relacionar con externos debido a que las primeras personas con las que se relacionan con su familia. Comentan este tipo de relaciones comienzan desde preescolar, que es un momento donde empiezan las relaciones fuera de casa.
Considera importante recalcar que “de la manera en cómo se está dando la crianza, la manera en cómo se están relacionando en la casa pues es un modelo importante que los niños van a empezar a reproducir fuera”. Teniendo esto en cuenta, si por ejemplo, se le trata al niño dentro del hogar con rechazo, es probable que se encuentren dos vías, según Ana Karen: o el niño va a rechazar a los demás, o este niño va a permitir el ser rechazado por sus compañeros y no puedan expresar sus emociones.
Entre los beneficios que se pueden encontrar cuando un niño entabla amistad con otro niño, Reyes López menciona que primeramente comenzarán a identificarse. “Es como el camino a ser auténtico: a mí me gusta esto, a mi compañero o amiguito de la escuela le gusta esto y así identificamos que nos gusta”.
Otra ventaja que tiene el que los niños entablen una relación amistosa, desde la vista psicoanalítica es que dice que las amistades son una oportunidad para que el menor repare relaciones poco positivas. “Si por ejemplo en casa, la relación con los hermanos es poco amorosa, al momento de conocer a otros tiene de dos sopas: se puede reproducir este mismo patrón, pero lo otro es que pueda empezar a emplear un tipo de comunicación diferente”.
Regularmente por esto es común que aprendan valores como compartir o la reciprocidad, por lo que empieza a generar relaciones afectivas que, con el paso del tiempo, se pueden convertir en una poderosa red de apoyo para el infante, con quienes va a contar al momento de pasar por situaciones adversas debido a factores independientes de la amistad.
De dentro hacia fuera
Cuando un niño batalla en entablar amistades, Reyes recomienda mucho que se trabaje desde el nivel familiar. Más allá de hacer que el niño salga más o darle espacio para la relación con los demás, cosas que funcionan y sirven, lo principal es que su relación familiar mejore. Promover el juego, comentar, ver una película y más acciones de convivencia familiar. Si se modifica el sistema, el niño va a poder modificar su comunicación con terceros.
“Los niños son los síntomas de la casa: son los que van a dar a terapia, van a dar a orientación, porque el sistema está teniendo un problema. La intención es poder trabajarlo desde adentro con una operación que va de adentro del sistema hacia afuera y que el niño se lleve para afuera ese tipo de relación que va generando también en casa”, menciona Ana Karen.
Para finalizar, también recomienda que se le fomente a los menores lo que son las relaciones saludables y los límites, ya que en muchas ocasiones se pueden confundir con la amistad, ya que no todas las relaciones se dan de manera positiva, y esto los puede llevar a permitir cosas como la violencia o ejercer violencia, autorizando malos tratos o dándolos.
Es por ello que es importante que se les enseñe muy bien los límites a los menores, hablar de valores con ellos para que sepa que las relaciones deben ser recíprocas y que es una ventaja que van a tener en su vida, ya que a estas personas se pueden decidir y se pueden modificar las redes de apoyo, sabiendo lo que les gusta y lo que no, teniendo en cuenta que si algo no le gusta no significa que el otro esté mal por ello. Es cuestión de que ambos respeten sus decisiones.