Cuando se está enamorada o enamorado en la adolescencia, la sensación es muy mágica: hay aspectos tanto biológicas como sociales que cambian y todo se ve “de color de rosa”, como dicen algunos. Pero, si algo se aprende de ese amor adolescente, es que todo tiene su final en muchas ocasiones.
Las rupturas amorosas en esta etapa son duras debido a que el adolescente vive, tanto la relación como cualquier cosa que pase en la vida, de manera intensa y el perder una relación simboliza tener una etapa de duelo, la cual también puede llegar a ser muy intensa. Es necesario entonces apoyar al adolescente a pasar esta etapa de manera adecuada para que, concluida esta fase, pueda decidir sobre su vida sentimental, sea yendo a otra relación o la soltería.
Así lo comenta la psicóloga Andrea Huerta Macías, egresada de la Universidad Juárez del Estado de Durango, quien también agrega que, a pesar de que las personas adultas sepan que el dolor que la chica o chico siente es algo pasajero, incluso, una anécdota graciosa del futuro, no hay que menospreciar los sentimientos y la intensidad con la que el adolescente vive el proceso.
Uno de los consejos que proporciona la psicóloga es el acompañar y apoyar a la chica o chico que pasa la ruptura, sin embargo, es importante recordar que, especialmente en esta etapa de la vida, el espacio vital del adolescente es crucial, por lo que también el darle su tiempo para reflexionar y dejar que haga introspección en lo que está sintiendo es algo sano y válido para ellos.
El adolescente busca tener su espacio, definirse como persona: quién es y cómo es su personalidad, por ello es necesario respetar los espacios de la chica o chico y respetar lo que quiera o no compartir, pues pese a que los adultos vivieron esa etapa, sus experiencias y la del adolescente no son las mismas
Huerta Macías también recalca que una ruptura es un duelo, pues han perdido algo importante para ellos. Así que es importante recordar que no se puede apresurar el proceso de superación de nadie y que este proceso varía entre cada persona: aunque para unos algunos puede ser cuestión de días, para otros, pueden durar meses en el proceso y eso también es válido.
Buscar siempre ser una persona segura para que el adolescente pueda expresar sus emociones y sentimientos también será de gran ayuda para él o ella, y si expresa sentir la necesidad de un acompañamiento profesional, buscar proporcionárselo. Tal vez necesite palabras más concisas o personas que profesionalmente puedan ayudarlo a conocer lo que le pasa y quién es.
Es normal que, como adultos, al haber pasado por ese proceso y querer que el otro no sufra igual, se busque dar palabras de aliento o consuelo. Pero en ocasiones no se es tan indulgente con ellas. En este caso, Andrea aconseja pensar más en las palabras que se dirán y hacer introspección para saber si lo que se está a punto de decir, con las palabras elegidas, ayudará al adolescente o solo hará que se sienta mal.
Por último, la profesional recomienda que, en caso de detectar comportamientos autodestructivos en esta etapa o que la tristeza se ha prolongado de cierto modo, el aconsejar llevar un acompañamiento psicológico siempre será de gran ayuda para las personas en cualquier etapa de la vida. Hay que recordar que la salud mental es igual de importante que la física y es necesario atenderla.