A poco más de 15 meses de que se registrara el primer caso de covid-19 en el Estado de México, el trabajo el personal del sector salud en sus distintas áreas, sigue haciendo la diferencia; por meses, la angustia ha estado presente, al igual que el estrés, las largas jornadas de trabajo y el compromiso de darlo todo, incluso la vida.
Durante estos meses, la química farmacéutica bióloga, María Isaías Pineda Villanueva, jefa del laboratorio del Hospital General del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), ubicado en Metepec, ha tenido que enfrentar el miedo al contagio y junto a su equipo de trabajo ha tomado las más de 4 mil 500 pruebas de detección para el covid-19, que se han aplicado en este hospital.
Aún recuerda el miedo y la incertidumbre de esa primera prueba, ese frío que recorrió su cuerpo al colocarse por primera vez su equipo de protección, ese traje blanco que apenas era una muestra de todo lo que vendría después; el aprendizaje se dio sobre la marcha, siempre viendo por la salud de los pacientes.
Al igual que ella, cientos de trabajadores y trabajadoras han dejado sus días en esta lucha, no sólo el personal médico, también de áreas como enfermería, laboratorios, limpieza o seguridad, quienes han sido “guerreros de acero”.
En medio de esta pesadilla, añadió, el deseo de ayudar a otros fue enorme, e incluso hubo quien dejó la vida en esta lucha, como “Anita”, quien se desempeñaba en este laboratorio y quien desafortunadamente dejó este plano terrenal; pero siempre estará en el corazón y en los recuerdos de toda la gente que la quiso.
“Yo quiero agradecerle a todos mis compañeros, de todos los turnos, a químicos, técnicos, administrativos, todos fueron parte fundamental en lo que fue la lucha contra el covid”.
“Sí nos cambió la vida, hay un antes y un después del covid, nos cambió la vida a todos, lamentable todo lo que pasamos, fue una situación muy difícil que no esperábamos, aprendimos conforme al camino. Dios nos tiene aquí por algo y hay que seguir trabajando”.
La primera muestra procesada, añadió, fue enfrentarse de lleno a su miedo más grande, un miedo a lo desconocido; sin embargo, logró sobreponerse y hoy a más de un año de distancia, ya suma más de 4 mil 500 pruebas.
“La primera muestra fue un terror, miedo a lo desconocido, un terror que no te puedo explicar, era un temblar, tuvimos mucho miedo, ese momento de vestirme, con todos los nervios de punta, también con todo el apoyo de mi equipo de laboratorio”.
Ahora el escenario es otro; pero el miedo aún está latente, pues aún se desconoce si el covid-19 será o no una enfermedad estacional, por ello reiteró el llamado a “no bajar la guardia, a “no confiarse” y extremar en todo momento las medidas sanitarias.
MMCF