Licenciada en Biología, con maestría y doctorado en Ciencias Biológicas por la Facultad de Ciencias de la UNAM, Rosaura Ruiz Gutiérrez (Ciudad de México, 1951) dice ser una gran lectora, sobre todo de textos que abordan la vida de científicos, las relaciones y la evolución humanas.
Además, la secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de CdMx gusta del cine con temáticas que pueden parecer insulsas, en las que encuentra historias fantásticas de las que aprende cómo combatir el racismo, porque es algo que detesta.
Este es el Lado B de una mujer que disfruta de bailar de extremo a extremo del espectro musical, pues para ella tanto el vals como el rocanrol son un deleite.
¿Cómo se define?
Soy una persona a la que le gusta la ciencia y que disfruta de la lectura, el cine, el baile y viajar, pero esto último ya lo hago muy poco.
¿Su trabajo le permite vida social?
Cuando hay tiempo, voy con dos amigas muy cercanas a comer, a platicar de muchas cosas que no sean trabajo.
¿Y su familia?
Tengo un nieto de 15 años y una nieta de 11, son adorables y cuando llego a descansar un domingo los veo junto a mi hija y mi yerno. La verdad es que me encanta pasar el tiempo con mi familia, que incluye a mis hermanos; disfrutamos las comidas o paseos.
¿Qué lectura le agrada?
Soy una admiradora de J. M. Coetzee, su libro Disgrace es una maravilla. Me encantó La mancha humana, de Philip Roth, pero a quien más he leído es a Paul Auster, recién acabé 4, 3, 2, 1, es extraordinario.
Me gustó mucho La ridícula idea de no volverte a ver, de Rosa Montero, porque hace un análisis de la viudez de Marie Curie, a quien admiro muchísimo.
Por mi trabajo leo muchísimo de evolución, cualquier biografía nueva de Charles Darwin. Soy una muy buena lectora.
Decía que le encanta el cine…
Sí, de todo tipo. Desgraciadamente, los últimos años voy poco, pero siempre consigo las películas; me encanta ir a las salas porque además reconozco que una película en la televisión no tiene comparación con verla en la pantalla, como me sucedió con Roma (Alfonso Cuarón, 2018), fue patético verla en televisión, pero no había de otra.
Me encantó Drácula de Bram Stoker (Francis Ford Coppola, 1992); tuve un magnífico cineclub en el Facultad de Ciencias y ahí vi la obra de grandes directores como Ingmar Bergman y Luis Buñuel; en las salas de cine he visto las de Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro.
¿Qué le atrae de las tramas cinematográficas?
Hay quien dice que no le gustó Roma, pero a mí sí. No porque sea patriota, sino porque habla del racismo que hay en la ciudad, del clasicismo soterrado, no tan burdo como en otros países, pero al final terrible. Ahora estoy buscando cómo combatirlo en la ciudad a partir de la educación... que no se menosprecie a la gente por su color, preferencia sexual, situación económica y otros motivos, eso es algo que detesto.
¿Le gusta ver televisión?
Sí, además de noticieros, me gustan las series, me encantó Breaking Bad.
¿Tiene alguna preferencia musical?
Me encanta toda, sobre todo la clásica, la de (Piotr Ilich) Tchaikovski, (Ludwig van) Beethoven, (Wolfgang Amadeus) Mozart; la ópera me gusta muchísimo, pero para bailar me gustan el vals. Creo que me quedé en mis 15 años, aunque en fiestas soy de las que pide que haya rocanrol.
¿Es deportista?
No, pero sí hago ejercicio: bicicleta fija, pesas y gimnasia. Cuando estuve en la preparatoria y en la licenciatura practicaba atletismo y fui buena, era una corredora como Ana Guevara, pero no tan rápida, hacía 200 y 400 metros, Ahora veo el futbol.
¿A qué equipo le va?
A Pumas, antes iba muchísimo al estadio y sufro cuando pierde, pero últimamente no he ido porque hemos trabajado hasta sábados y domingos.
¿Qué le falta a la educación en Ciudad de México?
El deporte y la música son fundamentales. Toda mi vida la he dedicado a promover la enseñanza de la ciencia, de las matemáticas, pero también de las humanidades; estoy absolutamente clara de que la educación en general se complementa con disciplinas artísticas y deportivas, aunque sé que no es tan sencillo, pero es muy importante que los niños desde muy pequeñitos aprendan a hacer determinados movimientos, se ejerciten. La música, como la de Mozart, es muy agradable para que los chiquitos estén tranquilos y para el desarrollo cerebral, vamos a buscar que las escuelas públicas lo tengan.