A 30 años de su fundación, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) tiene, por primera vez, una mujer al frente: Blanca Jiménez Cisneros, de 61 años. Es una experta en el tema —doctora e ingeniera ambiental— y ha liderado proyectos de investigación en universidades nacionales y extranjeras.
De 2012 a 2018 fungió como directora de la División del Agua y como secretaria del Programa Hidrológico Internacional en la Unesco; sin embargo, a lo largo de sus 35 años de experiencia en un mundo de ingenieros dominado por hombres, ha tenido que luchar por la equidad de género e imponerse.
¿Le ha costado trabajo trascender por el hecho de ser mujer?
Sin duda, es una lucha constante de muchas formas, desde aspectos muy prácticos, toda una serie de cosas que tiene que enfrentar, tiene uno que imponerse. Muchas veces en reuniones uno da una solución, pero nadie te oye, la retoma un compañero, la dice, y se la reconocen como su idea.
Es una cosa que se tiene que luchar mucho en México y a escala mundial, el problema de género es también de países desarrollados. Curiosamente, aprendí mucho más de los retos de ser mujer cuando viví en Sudáfrica. Allá hay más conciencia de género, hay más igualdad de la mujer que en cualquier otra región, y aprendí a detectar cosas que no veía como problema porque era parte de mi cultura.
¿Cómo manejó esas situaciones?
Hay que hacerse reconocer, tenemos que reclamar nuestros derechos de una manera positiva, pero sí es importante no dejarlo pasar, y más importante saber trabajar entre mujeres y abrirle el paso a las más jóvenes.
¿Es lo que ahora hace en la Conagua?
Sí, estoy tratando de hacerlo al máximo en un área y en un país donde no abunda gente en temas técnicos, pero sí estoy tratando de promover más a las mujeres, no por el hecho de serlo, sino por ser gente competitiva.
¿Con esta trayectoria profesional, cómo combinó la parte doméstica?
Con mucho esfuerzo, como muchas mujeres. Había días en los que quería bajarme del coche y decía que había que inventar los tacones con rueditas. Una característica de las mujeres es hacer muchas cosas al mismo tiempo, eso también nos ayuda… fui a dar clases a la maestría con bambineto y también lo gocé.
¿Qué hay de sus gustos?
Me encanta hacer ejercicio, nadar; me paro súper temprano, a las cuatro y media ya estoy despierta. Creo que eso le da mucho gusto a mi equipo, porque a esa hora ya ando enviando mensajes de qué hay que hacer, luego me voy a nadar y luego a trabajar.
La música la he dejado un poco porque, como mujer, no puede con todo: el atender a una familia, a una casa, a los papás que cuando están mayores implica mucho tiempo, y hay cosas que no va a poder uno hacer, tocaba la guitarra clásica, pero lo tuve que dejar.
¿Cómo recibió la Conagua?
Con mucho trabajo, con mucho por hacer, pero también con un personal que siento cada día más motivado, por contribuir, por alzar el nombre de la Conagua. En muchos lugares cuando hay inundaciones, cuando la gente ve que llega la Conagua, se siente segura y, sin embargo, eso no se ha revelado en temas de prensa, hay un deseo de hacerse ver de una manera diferente.
¿El tema del agua es un asunto de seguridad nacional?
Sí, porque alrededor del agua puede haber conflictos sociales, la falta de agua o exceso pueden crear conflictos, si no tiene agua suficiente una sociedad, una región no se puede desarrollar.
¿Cuál es su reto al frente de Conagua?
Lograr el reconocimiento de tres actividades, me encuentro con que la gente dice que no tiene agua en sus casas y piensa que es la Conagua la responsable. La primera es que reconozcan el valor de la administración del agua, la segunda es dar el agua suficiente para que existan los servicios, y la tercera que hacemos es ayudar a prevenir emergencias por cuestiones hidrometeorológicas, inundaciones y sequías.
¿Qué cantidad de agua tenemos disponible en México?
Hay variaciones porque cada año llueve diferente, el problema es que el agua no está repartida espacial y temporalmente igual. Hay más demanda donde hay menos agua, y eso pone problemas de seguridad hídrica porque estamos demandando más agua en un lugar donde llueve menos.
El chiste y es como un malabar que hace la Conagua, cómo administramos esta agua para que todos tengan.