Ante un inminente regreso a la ya anunciada “nueva normalidad”, muchos trabajadores se disponen a incorporarse a sus actividades de manera presencial; sin embargo, tras dos años de confinamiento, profesionales de la salud mental alertan que esto podría traer riesgos psicosociales en quienes conforman el brazo de la fuerza laboral.
De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el 75 por ciento de los mexicanos sufría de estrés antes de la pandemia, por lo que al considerar el proceso de adaptación a la nueva normalidad puede elevar las posibilidades de que los colaboradores se puedan ver más expuestos a los riesgos psicosociales que se producen en los entornos de trabajo.
Por ello, Genoveva Rodríguez Cantón, directora de operaciones de la plataforma de atención psicológica online, Terapi, aseguró que el hecho de volver a reactivar la rutina diaria y lo que ello conlleva, como ajustar los horarios, la organización doméstica, entre otros, así como los desafíos que implica volver a trabajar in situ, como socializar, recalibrar la tolerancia al estrés o aprender a convivir; pueden representar grandes desafíos al momento de estar en la nueva normalidad laboral, en donde uno de los principales factores asociados ha sido la salud mental.
Al respecto, la norma NOM-035 sugiere que cada organización y empresa deben realizar evaluaciones periódicas que den cuenta de los estados de riesgo psicosocial, para implementar soluciones que permitan disminuir los niveles de riesgo al que pueden estar sometidos los colaboradores y, por tanto, la empresa puede verse afectada en su clima laboral o en la productividad que posea.
Esta norma busca promover que las empresas sean agentes preventivos de los riesgos psicosociales a los que los colaboradores pueden estar sometidos, favoreciendo el bienestar laboral en su organización.
“Cuando un colaborador sufre de algún riesgo psicosocial, está más propenso a desarrollar alguna patología mental o físicas, haciendo que su esfuerzo o desempeño se vea mermado por su situación personal. Las licencias médicas pueden provocar la ausencia del colaborador por lo que su reemplazo genera esfuerzos y gastos extra para la organización, además de un impacto en su productividad”, explicó Genoveva Rodríguez.
Algunos de los riesgos a los que los colaboradores pueden estar expuestos son: grandes cargas de trabajo, falta de control y organización, liderazgo negativo, alteración de los patrones de sueño, violencia laboral, interferencia en las relaciones trabajo-familia, entre otros.
Asimismo, alertó que México –según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)– es uno de los países con jornadas laborales más extensas del mundo. Aún así, se estima que durante la pandemia, las jornadas laborales se extendieron en un 30 por ciento, por lo que reducir esa extensión al horario laboral presencial podría resultar de gran riesgo para los colaboradores si no se planifica estratégicamente el proceso de la vuelta a la normalidad.
“Cuidar la salud mental de los colaboradores no debe ser un beneficio, sino un deber que el empleador tiene con su organización, en donde busca velar por generar el mejor clima laboral (tanto físico como mental) para facilitar que sus colaboradores se sientan seguros y cómodos para desarrollar sus potencialidades y capacidades, brindando mejores resultados que benefician a la empresa y al trabajador”, aseguró Rodríguez Cantón.
Para que el bienestar de una empresa pueda gestionarse de una forma preventiva –puntualizó– la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que debe regirse por tres pilares claves: la medición, la promoción y el acompañamiento.
“Por esta razón que para nuestro equipo de Terapi vemos tan urgente que las empresas puedan realizar planes de acompañamiento en la mejoras en la calidad de vida de los colaboradores. Siguiendo las recomendaciones de la OMS, medición, promoción y acompañamiento, hemos desarrollado una plataforma que facilita los distintos procesos en estas tres etapas”, concluyó la directiva de Terapi.