Este 24 de noviembre se celebra el Día Mundial del Vino Tinto, el más consumido por los mexicanos, pues de acuerdo con el Consejo Mexicano Vitivinícola, los nacionales prefieren los tintos (más del 60%), después los blancos y rosados (13%) y, en tercer lugar, los espumosos (12%).
El consumo per cápita del vino en México es cercano a 1.2 litros por persona por año, aunque parece poco si se compara con los principales países productores europeos: España (21 litros per cápita), Italia (38 litros) o Francia (42 litros); lo cierto es que en los últimos quince años el consumo del vino nacional se ha quintuplicado.
Además, el vino mexicano ha tenido un fuerte reconocimiento a nivel internacional: ha obtenido más de dos mil 500 medallas en los últimos 10 años, que lo ha posicionado como una gran potencia y, sobre todo, de gran calidad, en la producción.
De acuerdo con el CMV, en la actualidad se destinan más de 38 mil hectáreas al cultivo de uva de todas las vocaciones: uva de mesa, uva pasa, uva para jugos, uva para vino y brandy.
Esto la convierte en la segunda fuente de empleo en el sector agrícola, ya que genera empleos para más de 500 mil jornaleros, repartidos entre 400 bodegas y 15 estados: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Guanajuato, Querétaro, Sonora, Nuevo León, San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla, Jalisco, Durango y Zacatecas.
México cuenta con un gran potencial para la producción de uva de gran calidad, ya que las condiciones edafológicas y climáticas son idóneas para el cultivo en diferentes regiones de nuestro país, por lo que existe el compromiso de aumentar la superficie sembrada para este cultivo, la producción y las exportaciones a través de este decreto.
El Consejo Mexicano Vitivinícola es organismo privado integrado por 65 asociados que en conjunto representan más del 90% de la producción nacional, que ha impulsado la promoción y el consumo en el país.
Consumo moderado, beneficios para la salud
El vino ejerce un papel cardioprotector, es antioxidante y antinflamatorio, por lo que se llega a recomendar su consumo moderado por la noche a pacientes que han sufrido un infarto o una angina de pecho, ya que ayuda a que se encuentren mejor.
Además, los consumidores moderados de vino son un 25 por ciento más longevos y sufren menos enfermedades que los abstemios o los bebedores excesivos, indica la profesora Rosa María Lamuela-Raventós del Departamento de Nutrición, Ciencias de la Alimentación y Gastronomía, de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación, en la Universidad de Barcelona.
Entre otros efectos beneficiosos por el consumo moderado de vino mencionó la prevención de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer; y también tiene propiedades prebióticas, ya que favorece una microbiota o microflora intestinal saludable.
RRR