Perspectiva

Espacios

Cuando vemos estadios, oficinas, comercios y espacios públicos vacíos nos invade una desolación que no hace más que recordarnos lo fundamental de nuestra actividad como constructores.

Las ciudades y la arquitectura no tienen sentido sin las personas que las habitamos. (Especial)
Ciudad de México /

Las imágenes de los hospitales llenos de personas y las calles desiertas inundan los reportajes que nos llegan desde China, Irán e Italia. Recordamos cuando pasamos por experiencias similares hace ya 11 años durante la epidemia de influenza, que afectó principalmente a México. Las ciudades y la arquitectura no tienen sentido sin las personas que las habitamos. Cuando vemos estadios, oficinas, comercios y espacios públicos vacíos nos invade una desolación que no hace más que recordarnos lo fundamental de nuestra actividad como constructores: el hecho que diseñamos y construimos para la gente, no para nosotros mismos, ni mucho menos para los medios de comunicación. Por otra parte, esperamos que tarde o temprano la emergencia del Covid-19 pasará o será controlada, y nuestro libre tránsito y reunión se restablecerá. Pero esa normalidad que hoy en día anhelamos, también está plagada de distopías, principalmente la saturación de la población, inmovilidad y contaminación que se vive en las ciudades, sin que existan emergencias sanitarias.

La situación de las ciudades por todo el mundo responde al pie de la letra a la paradoja de Dietrich Braess (matemático y científico alemán), quien en 1968 dictó que al agregar mayor capacidad a una red, cuando las entidades que circulan por ella eligen su ruta de modo egoísta, puede en algunos casos reducir el desempeño de toda la red. Esta afirmación se utiliza frecuentemente en la ingeniería vial y en el diseño de carreteras, sin embargo también es aplicable a casi todos los comportamientos urbanos. Por ejemplo, actualmente la conectividad ha impactado sobre la movilidad: existen múltiples ofertas para desplazarse además del transporte público y del tráfico privado pero, estos medios, sean taxis, motos, patinetes o bicicletas, han llegado al punto en el cual algunas ciudades como Londres y Nueva York se encuentran al borde del colapso vial. Sorprende que la autoridad londinense de transportes haya revocado la licencia a Uber para operar en la ciudad, ya que el número de automóviles ascendía ya a 45 mil.

Es indudable que tenemos motivos para preocuparnos, pero si tomamos perspectiva de todo lo que vemos hoy, quizá nos consuele pensar que pronto habremos superado nuestros problemas actuales y estaremos preparados para afrontar las crisis futuras.

TANGENTE

RECAPITULACIÓN

En días como estos, las malas noticias nos desalientan. Al enterarnos acerca de las crisis sanitarias, económicas y políticas por todo el mundo, es natural que nos entristezcamos, pero también es importante que recurramos a nuestras experiencias pasadas para comprender que es posible superar cualquier adversidad.

  • Lorenzo Rocha
  • arquitectonicos@gmail.com
  • Arquitecto mexicano y maestro en teoría crítica. Su interés se centra en el uso experimental del espacio. Autor de los libros Arquitectura crítica y Comunidad en obra, el más reciente.

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