Una mujer con juventud acumulada es sorprendida por la cámara y ella, con gozo, saluda a unos espectadores que, tras la vida de cuadritos del Zoom, la visitan en un recorrido por distintos recovecos de su casa. Tras poner contexto de lo que la pandemia ha significado en la blanca Mérida, no sin dejar de hacer sutiles mofas al gobernador yucateco y sus conciudadanos, inicia una aventura al ir a tirar a la calle su basura, en pijama y sin sostén debajo de su blusa. La puerta de la calle se cierra tras de sí y las peripecias se precipitan con la presencia de un hombre que también acumula juventud que percibe la desesperación de la mujer y, al fin, ofrece ayuda trayendo a uno de sus trabajadores que se hace llamar Goliat. El pequeño hombrecillo acompañado del gran nombre, se salta una barda para entrar por detrás a la casa, acceder a la puerta del jardín trasero y así poder abrir la puerta principal. Con una vuelta de tuerca deliciosa a la historia, como algunos finales merecen, el espectáculo Las huellas de Goliat termina manteniendo a los espectadores entre la carcajada y la intriga.
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La obra escrita y dirigida por Freddy Palomec es un híbrido entre cuento (relato en pasado), narraturgia (relato en presente) y unipersonal (forma dramática) que va tejiendo la trama que desenvuelve Silvia Kater con una estupenda actuación que evidencia porqué es una de las mejores histrionisas de la península de Yucatán. La actriz construye con acciones físicas y un paseo por los tiempos verbales y la interacción con el hombre maduro, posible contratista, el albañil Goliat, más un gato de nombre David que aparece a cuadro y crean un estupendo oxímoron con la historia bíblica.
El trabajo que hace posible que nos enganchemos, amén de las estupendas actuación y dirección de Silvia Kater y Freddy Palomec, corre por cuenta de Iván Aguilar, director audiovisual. La plataforma del Teatro La Capilla fue la anfitriona de esta puesta en escena que no debe perderse cuando se anuncie nuevamente.
TRASPUNTE
MONTAJE PARA HUIR DEL ABURRIMIENTO
Las huellas de Goliat es también una puesta en cámara que juega con elementos de lenguaje cinematográfico para que este teatro grabado sea algo más que contribuya a huir del demonio del aburrimiento como diría Peter Brook. Por el contrario, nos mantienen atados a la pantalla sin problemas.