Leonardo Padura lleva más de un mes fuera de Cuba. Su recorrido termina precisamente en Guadalajara, adonde vino a presentar su más reciente novela, Como polvo en el viento (Tusquets, 2021), pero también a hablar acerca de la libertad, no como un concepto, sino como una necesidad.
“Hace unos días decía que toda mi obra es un canto a la libertad. Espero que se escuche, pero si no se escucha, hay que cantarlo. Como ciudadano y como escritor tengo que entonar ese canto, porque es mi responsabilidad social y civil. Hablar de libertad nunca está de más, en cualquier sociedad, no solo en la cubana”, confiesa el narrador cubano en entrevista con MILENIO, convencido de que, “por fortuna y por desgracia”, Cuba sigue siendo un asunto de interés para el mundo.
Aun cuando termina siendo un tema polémico, Leonardo Padura reconoce que mucha gente suele esperar su opinión sobre la isla, como se refleja en las declaraciones a los medios de distintos países, siendo fundamental “manifestarse a favor de la libertad plena del hombre; lo hago en mi literatura y en mi vida práctica”.
“Por eso, muchas acciones, reconocimientos, trabajos que hago, deberían tener una difusión en Cuba, pero no lo tienen. Pago ese precio, porque tengo esa responsabilidad y la asumo, porque es mi papel. No soy un político, nunca he tenido una militancia política y no quiero tener militancia política, pero soy un ciudadano y, como escritor que soy, tengo esa responsabilidad”.
Una responsabilidad que se acrecienta, por lo menos así lo percibe, con el movimiento que ha experimentado Cuba en los últimos años, sin hacer a un lado la idea de que, hasta los años noventa, había una línea de continuidad en ese proceso revolucionario, el cual empezó como un proceso de liberación, “después como uno político en el que Cuba adoptó un sistema muy cercano al modelo soviético. Esto cambia a partir de los años noventa y, aunque el sistema político cubano sigue siendo el mismo, la sociedad ha cambiado muchísimo y eso cuesta trabajo verlo fuera de Cuba. Todos hemos evolucionado y las generaciones más jóvenes vienen con una perspectiva de la vida completamente diferente”.
Historias de una amistad
En Como polvo en el viento, Padura se propuso darle un repaso a la amistad, y, desde una perspectiva muy especial, de la experiencia de su generación, una generación de profesionales que participaron en la construcción del proceso revolucionario, como estudiantes o como trabajadores, y que, en sus primeros años, se les terminó por unir “el cielo con la tierra, y muchos de ellos decidieron emigrar. Ahí es donde están las actitudes que van teniendo emigrantes en distintas partes del mundo, unos con una relación de amor-odio hacia Cuba, otros con cercanía; unos más tratando de borrar de su mente, de su memoria, esa pertenencia, que es un ejercicio muy improbable, desde mi punto de vista. Nunca dejaremos de ser lo que fuimos, porque siempre vamos a ser el resultado de lo que antes fuimos. Durante muchos años, he tenido la oportunidad de viajar con frecuencia a muchas partes del mundo y he visto a mis amigos, y el tema de Cuba siempre vuelve a salir, con un elemento muy curioso: incluso cuando se comienza hablando de recuerdos dolorosos, en algún momento las conversaciones van hacia los recuerdos más amables, porque la memoria necesita refrescarse de esa carga terrible. Si solo cargáramos con nuestros recuerdos seríamos tremendamente infelices; por eso la memoria nos ayuda a liberarnos de esas cargas y a tener una perspectiva un poco más amable de nuestra vida, incluso de nuestro pasado”, asegura el autor de El hombre que amaba a los perros.
Al reflexionar sobre la amistad, Leonardo Padura advierte que muchas de esas relaciones sufren procesos que, a veces, son muy complicados. A todos nos ha pasado que a amigos cercanos en alguna época dejamos de verlos con la misma frecuencia, pero conservamos la complicidad.
“Siempre hay algo que le digo a muchos de mis amigos: cuando uno conoce a una persona durante mucho tiempo no tiene que preguntarle cómo se llama su mamá, por ejemplo, lo que refleja un nivel de comunicación, de complicidad, de cercanía, que hace que exista una relación diferente. Las esencias se preservan. Soy una persona que ha trabajado mucho el tema de la amistad. Mario Conde vive entre amigos y esos amigos lo complementan. Los personajes de Como polvo en el viento viven la amistad desde otra perspectiva. Creo que uno de los grandes beneficios que nos da la vida y la inteligencia es poder escoger amigos y tener la sensación de que uno pertenece a un clan, a una manada”.
bgpa