Julio Carrasco, muralista con presencia en América Latina y Europa, vuelve a México con una agenda cargada: entrega de obra, proyectos nuevos y un protocolo en puerta para un mural que, según adelanta, será un homenaje profundo a la identidad mexicana. Entre París y Bretaña están sus centros de trabajo, pero su país, asegura, es un punto al que necesita volver.
“Es mi país de origen”, dice con firmeza. “Puedo vivir entre París y Bretaña, pero no dejo de venir. Yo no soy de los que patea el pesebre”, dijo a MILENIO.
Esta visita, además de reencontrarlo con sus raíces, lo coloca frente a un proyecto largamente acariciado: un mural público titulado Juepe Mario, inspirado en la poesía de su hermano y pensado como una síntesis de lo que define a México: unidad en la diversidad, identidad forjada por culturas milenarias y mestizajes complejos.
Miguel Ángel Puértolas: Julio, vienes a México a entregar obra y a retomar algunos proyectos. ¿Qué estás trabajando en este momento?
"Sí, vine a entregar cuadros y varias piezas. También traigo grabados y una serie de tallas en madera que estoy retomando ahora que regresé de Bretaña.
"Además, acabo de recibir un encargo para realizar un gouache inspirado en Magritte. Él es un paradigma del surrealismo, un artista belga con una obra fundamental, así que es un reto trabajar sobre esa referencia".
MAP: En Hidalgo existe un mural tuyo dedicado al expresidente Adolfo López Mateos. ¿Cómo surgió ese proyecto?
"Así es, ese mural está en el Congreso del Estado. Además, hay otro mural sobre la historia de Hidalgo. Ese originalmente iba a colocarse en el Senado, pero al final el edificio no estuvo listo y se instaló en otro espacio que se llama “Copa de Plátano”. Para mí también fue una sorpresa; no sabía que existía ese recinto hasta que me lo dijeron. En ambos casos, la investigación fue profunda. Un mural exige mucha responsabilidad; no es como un cuadro que se queda en casa de un coleccionista. El mural se expone al público y te compromete".
MAP: ¿Y qué descubriste sobre la historia de Hidalgo mientras investigabas para esa obra?
"Me fascinó. Hidalgo es un estado que nace como desprendimiento del Estado de México, que en algún momento incluso llegaba hasta las costas. Convencer a Pachuca como capital fue un proceso político complejo. El estado tiene ecosistemas muy variados, una orografía particular, hidrografía diversa y una riqueza lingüística enorme. Esa complejidad me encantó.
"Un muralista debe excavar esas historias locales: héroes, fiestas, acontecimientos que forman identidad. Muchas veces los habitantes desconocen parte de su propia historia. Me gusta investigar para ayudar a contarla sin manipulación".
MAP: Mencionas la importancia de no manipular la historia. ¿Qué tan difícil es mantener esa integridad cuando trabajas?
"Es un desafío. Me pasó en Monterrey, cuando hice un mural para los 400 años de la ciudad. Estábamos en tiempos de un alcalde panista. Yo dije claramente: “Voy a pintar la historia como es”. Tenía que incluir a Vidaurri, fusilado por traición; a Mariano Escobedo; al Tata Rojas; a los fundadores como Diego de Montemayor; a personajes populares como Pipo y a figuras como Eloy Cavazos.
"No se puede hacer apología. El muralista tiene la responsabilidad de narrar con veracidad. Eso siempre lo dejo claro.
MAP: Hablemos de influencias. ¿Qué artistas te marcaron para dedicarte al muralismo?
"Mi primer choque fuerte fue a los 11 años, cuando vi los murales de Diego Rivera en Palacio Nacional. Después vino Orozco, sobre todo con la obra del Hospicio Cabañas, y Siqueiros, quizá el más político. También admiro mucho a Juan O’Gorman, a O’Higgins y a Montenegro.
"Y quiero mencionar especialmente a Daniel Ponce Montuy, un pintor tabasqueño extraordinario. Es como el “Gaudí de Tabasco”. Tiene obra mural por todo el estado y, aun así, treinta de sus piezas están a punto de ser subastadas en España. Me entristece que no se valore lo suficiente. Hay falta de sensibilidad hacia los grandes artistas locales".
MAP: ¿Qué está pasando hoy con el arte y la cultura? ¿Por qué parece haber menos reconocimiento para los creadores?
"Lo que vemos es parte de un fenómeno global. Vivimos en el imperio de lo efímero: todo parece desechable. Pero también hay un vacío de valores, de liderazgo, de ética. En México aún falta darle a la cultura y a la educación el lugar que merecen.
"Si queremos un cambio, hay que educar desde niños. Los adultos ya no cambian. Debemos enseñar humanidades, ciencia, civismo. El arte no se sostiene si no se sostiene la cultura".
MAP: ¿El mercado del arte ha distorsionado el valor real de la pintura?
"El sistema occidental convirtió la obra en mercancía. Ya no importa la calidad, sino la firma. Picasso es un genio, pero también fue responsable de ese cambio. Era un gran copión, en el mejor sentido: veía algo, lo copiaba y lo superaba. Incluso tomó una composición cubista del estudio de Diego Rivera en París.
"Pero una cosa es la influencia natural entre artistas y otra es la copia sin ética".
MAP: ¿Cómo ves la llegada de la inteligencia artificial al mundo del arte? ¿La consideras una amenaza?
"No, no es una amenaza. Ninguna tecnología ha matado un arte: el cine no mató al teatro, la televisión no mató a la radio. La IA es una herramienta, no un sustituto.
"Nada puede superar el hálito humano. Esa mano que un desconocido dejó en Altamira hace miles de años no puede reproducirla ninguna máquina. Lo que importa es quién usa la herramienta. Detrás de la IA siempre habrá una mente humana".
MAP: Para cerrar: ¿qué le dirías al público que se acerca a tu obra?
"Que vean los murales, que los disfruten. No porque yo los haya hecho, sino porque ahí está narrada nuestra historia. La de Hidalgo, la de México, la de un presidente como López Mateos que transformó al país. El arte está vivo mientras alguien lo mira".
HCM