Fernando Fernández explora una debacle emocional y fisiológica en ‘Almas flexibles’

Libros | A fuego lento

El libro arranca con la irrupción del SARS-CoV-2 y de ahí parte hacia la escalada de la enfermedad y la recuperación, con un tono que oscila entre clínico y lo humano.

Portada de 'Almas flexibles', de Fernando Fernández. (Turner)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

Malos tiempos nos han tocado vivir, o aun peores, desde que el Bicho llegó a nuestras vidas. A la zozobra hay que sumar el miedo, y a este la desconfianza por todo lo que resulte ajeno. De modo que no deberían sorprendernos los ya demasiados testimonios sobre el trato con el nuevo enemigo de la especie humana. Comienzan a resultar abrumadores y en algunos casos hasta oportunistas y chapuceros.

Hay, por fortuna, libros iluminadores como Almas flexibles (Turner Noema) de Fernando Fernández. No sólo es capaz de traducir la inminente debacle emocional y fisiológica sino de conciliar la observación con la reflexión y, todavía más, la auscultación del cuerpo doliente con una escritura vivaz, plena de imágenes, casi frondosa.

Almas flexibles tiene la forma de una sonata, y no por capricho pues la música guía muchos de sus pasajes. Abre con la enunciación del tema principal que más tarde se expande, bifurca, y vuelve hacia sí mismo después de múltiples variaciones. En otras palabras, inicia anunciando el contagio por el virus SARS-CoV-2 y de ahí parte hacia la escalada de la enfermedad y la prolongada recuperación tras un breve periodo de internamiento en un hospital.

Por momentos, la narración adquiere un tono clínico. Ahí están los estragos descritos con minucia científica; los medicamentos, sus efectos y sus formas; los trabajos de médicos y enfermeras. Dos presencias llamaron mi atención: la de un aroma “húmedo, concentrado, triste” que provenía del ambiente en los primeros días de convalecencia, y la de un sudor pestilente que se manifestaba por las noches. ¿El anuncio fatal que portaba un invisible heraldo negro? En otras ocasiones, Fernando Fernández se concentra en sus semejantes: su padre, su amiga Chicu, la mujer oaxaqueña que muere tras una larga agonía. Y todo esto sin melodrama ni excesos teatrales.

Almas flexibles abre y cierra con una declaración de amor a Las cartas a Lucilo de Séneca y su elogio de la elasticidad del pensamiento. Por alguna desconocida razón, sin embargo, sus vaivenes me llevaron hacia la cara opuesta de esa visión, a las Meditaciones en tiempos de crisis de John Donne, en las que leemos: “Un lecho de enfermo es un modelo de tumba, y todo lo que el paciente dice allí no es más que una variación de su epitafio”.

Almas flexibles

Fernando Fernández | Turner Noema | México | 2021

AQ

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