Ana Ofelia Murguía, una actriz de oro

Doble filo

Para ella el cine es magia, pero el teatro es una pasión: la actriz mexicana juega ping-pong con Laberinto.

Actuar es jugar para la multipremiada Ana Ofelia Murguía. (Foto: Sara Escobar | MILENIO)
Fernando Figueroa
Ciudad de México /

Ganadora de cuatro premios Ariel por coactuación en las cintas Naufragio (1978), Cadena perpetua (1979), Los motivos de luz (1986) y La reina de la noche (1996), Ana Ofelia Murguía también recibió un Ariel de Oro en 2011. En 2005 obtuvo la Medalla de Oro de Bellas Artes y desde 2008 es actriz de número de la Compañía Nacional de Teatro. Hoy juega ping-pong con Laberinto.

—¿Qué pensó al recibir el Ariel de Oro?

Como Fox: “¿Por qué yo?”.

—¿Y la Medalla Bellas Artes?

Ahí sí me la merecía más, por una vida en el teatro.

—¿Cambiaría un Ariel para dárselo a otro trabajo actoral suyo?

Sí, para Mi querido Tom Mix.

—María Rojo recibirá mañana el Ariel de Oro. Ella en una frase.

Es mi compañera, amiga y hermana.

—El cine en una palabra.

Magia.

—Actuar en otra palabra.

Jugar.

—Lo más difícil de la actuación.

Encontrar al personaje.

—¿Qué tal su voz en Coco?

Fue muy breve y tuve mucha asesoría.

—¿Qué le aprendió a Felipe Cazals?

“No abras tanto los ojos, Ana Ofelia”.

—¿Y a Jaime Humberto Hermosillo?

La tranquilidad.

—¿A Ripstein?

¡Qué horror!

—Ingmar Bergman o Woody Allen.

¡Ingmar Bergman!

—¿Qué es el teatro?

Una pasión.

—Defina a Seki Sano.

El gran maestro.

—¿Shakespeare ya dijo todo?

Si no dijo todo, le faltó poco.

—El recuerdo más bello en escena.

Mariana Pineda.

—¿Y el mayor oso?

He hecho muchos.

—Si fuera hombre, un personaje.

Galileo Galilei.

—Dos actores mexicanos.

Claudio Obregón y Damián Alcázar.

—Una novela que le cambió la vida.

Ninguna. No es para tanto.

—Un escritor vivo.

Alessandro Baricco.

—Una ópera.

La flauta mágica.

—Un recuerdo de Salvador Novo.

Nunca fue de mi preferencia.

—Carballido o Argüelles.

Carballido.

—¿Sirven de algo las telenovelas?

Sí, para hacer un guardadito.

—Su día más triste.

Cuando murió el amor de mi vida.

—¿La Guilmáin le bajó un novio?

Sí. Me hizo un favor.

—¿El amor tiene fecha de caducidad?

Todo en la vida tiene caducidad.

—¿Qué aprendió en Cuba?

No creerte el ombligo del mundo.

—Su mayor temor.

Vivir años de más.

—Su epitafio.

“Quédate en casa”.

​AQ | ÁSS

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