Anamari Gomís: “Salvo las tragedias, todo debe verse con humor”

Entrevista

La escritora mexicana publicó recientemente El otro Jardín del Edén, un libro de relatos en el que se cruzan la autoficción, la evocación y, sobre todo, el humor.

Anamari Gomís, autora de 'El otro Jardín del Edén'. (Foto: Salvador Castañeda)
Ciudad de México /

Hija de exiliados españoles, Anamari Gomís nació en la Ciudad de México. Profesora de tiempo completo en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en la que cursó la licenciatura en Letras Hispánicas, fue becaria del Centro Mexicano de Escritores, donde tuvo entre sus tutores a Juan Rulfo y Salvador Elizondo.

Doctora en Literatura comparada por la Universidad de Nueva York, ha escrito novela, cuento y ensayo. Su libro más reciente, coeditado por Textofilia y la UNAM, es El otro Jardín del Edén, conjunto de nueve relatos “a medio camino entre la evocación y la autoficción”, de acuerdo con Ana García Bergua.

—¿Cuándo fueron escritos los textos de El otro jardín del Edén?

En la última década, algunos muy cerca de otros, otros con diferencias en el tiempo. Me da vergüenza decirlo, porque esto no habla de mi disciplina, en el inter, sin embargo, escribí una novela: La vida por un imperio (Ediciones B, 2016.)

—¿Cómo eliges los temas de tus relatos, las características de los personajes?

Surgen. Dos de los que aparecen en El otro jardín del Edén fueron “encargos”. Uno (“La nave del olvido”) en un homenaje a José José para Cal y arena y el otro para la Revista de la Universidad que dirigió Ignacio Solares y era en tributo a Rosario Castellanos (“La mudanza”). En cada uno dejé volar la imaginación. Los dos relatos me gustan.

—En ocasiones, tus historias dejan una sensación de melancolía, de desconsuelo, sin embargo no prescinden del humor. ¿Qué tan importante es para ti el humor?

Me gustan los personajes que exponen sus debilidades, sus defectos, sus vidas inconformes, pero en lugar de compadecerlos recurro al humor. Creo que todo en la vida, salvo las tragedias, debe verse con humor. La risa es transgresora. Rompe con lo cotidiano, se abre a otra dimensión.

—Ana García Bergua dice que en tus relatos utilizas la autoficción. ¿Por qué es importante para ti este recurso, como sucede en este libro con el “Coche negro” y “Villa de Leyva”?

Eso relatos salieron así, aunque pienso que toda narrativa es autoficción. “El coche negro” partió de una mención que hace Hugh Thomas de mi papá. El gran historiador británico sitúa a mi padre en un momento significativo de la Guerra Civil española, por eso cito el dato en el cuento. Todo lo demás son especulaciones mías. Me ayudaron los comentarios de unos chicos malagueños que estudiaban su doctorado en Inglaterra y trabajaron el desempeño de mi papá como fiscal republicano.

“Villa de Leyva” es un instante en ese pueblo colombiano, donde mi sobrino Héctor Suárez Gomís grababa una telenovela. Me había pedido que le llevara a Colombia, durante unos días, a su entonces pequeña hija de cuatro años —hoy es una adolescente bellísima—. En ese entonces la niña me odió con toda su alma, porque sentía que la había arrancado de su vida feliz y tranquila con su mamá, a la que por cierto quiero muchísimo. El caso es que de repente la ejecución de unos personajes de la telenovela en la plaza de Villa de Leyva llamó la atención de una pintora colombiana, con la que platiqué largo rato, y comparó aquellos hechos totalmente ficticios con los años aciagos de la guerrilla.

—Existe un cuento situado en Estados Unidos…

He vivido en Estados Unidos algunos años. Tres en Nueva York, donde mi marido y yo estudiamos nuestros posgrados y luego siete años en Washington D.C. Salvo la preparatoria y la licenciatura, siempre estuve en colegios de manufactura norteamericana. El cuento “Tortugario” sucede en Minnesota y no tiene nada que ver conmigo ni con mi familia, aunque ahí resida mi sobrina Julieta Suárez Gomís desde hace tiempo, porque se casó con una minnesotano. Sólo tomé la ubicación, el lugar, que es maravilloso.

—¿Qué tan importante es para ti el lenguaje para la ubicación de tus historias?

Para mí el lenguaje lo es todo. Evoca una época o una manera de ver el mundo.

—Las referencias literarias aparecen con frecuencia en tus cuentos. ¿Son homenajes o guiños a tus autores favoritos? ¿A la época en que transcurren los relatos?

Todo eso junto. Son guiños y homenajes y seguramente es una doble autoficción. Mi vida ha sido permeada por lo que leo. En mi memoria los libros corren parejos con mis vivencias. No sé si suena pretencioso o muy mamón, pero te juro que es cierto.

ÁSS

  • José Luis Martínez S.
  • Periodista y editor. Su libro más reciente es Herejías. Lecturas para tiempos difíciles (Madre Editorial, 2022). Publica su columna “El Santo Oficio” en Milenio todos los sábados.

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