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El triunfo del corrido

Libros | A fuego lento

Carlos Velázquez desmantela los códigos del Norte para armar un teatro literario donde el corrido, la cerveza y el culto al despropósito encuentran su paraíso narrativo.

Ciudad de México /

Ahora que Océano inauguró la Biblioteca Carlos Velázquez —lo que es de antes y lo por venir—, conviene revisitar La Biblia vaquera (con una portada irreverente que invoca al espíritu de Mario Almada), el libro-insignia, publicado originalmente en 2008, de esa geografía donde el corrido, la cerveza y la machaca no necesitan reservación para ocupar un lugar en la literatura, y de esa sensibilidad esperpéntica, mitad celebración de las artimañas con que suele jugar la vida y mitad exacerbación de la realidad hasta hacerla aún más reconocible, que caracteriza a la condición posnorteña.

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Ya con un libro a cuestas, Cuco Sánchez Blues, Carlos Velázquez despojo al Norte, el de las ficciones y las crónicas periodísticas, de su carácter meramente bronco, aunque orgulloso de una prosperidad que solo se reconocía a sí misma cuanto más se alardeaba, para volverlo teatro del despropósito: carnal o deportivo, religioso o culinario, artístico o cabulero, musical o dilerempresarial. Y es que todo en La Biblia vaquera aspira a la representación escénica, como si la existencia solo tuviera sentido cuando un público lépero aclama a su héroe llegado siempre de la informalidad. Los indistintos narradores que conducen los siete cuentos se han ganado el derecho a lanzar este desafío: si una arena de lucha libre puede exhibir a técnicos y a rudos santeros pero también a quemadores de discos piratas, entonces una rasuradora sobre el pubis de una amazona puede producir los sonidos de una guitarra eléctrica con cuerpo de doble contorno y ganarse el aplauso, o la condena, de un público siempre alebrestado. No debería sorprendernos que en ese Norte insumiso “las botas de güevo de piojo” tengan más adeptos que el pollo frito.

La condición posnorteña que celebra La Biblia vaquera no es solo una partida de póker con el mismísimo diablo a la mesa y que no tiene para cuándo acabar, sino una antimoral del lenguaje: nada de cortesía para las formas ya momificadas, ninguna consideración hacia ese estilo bonito preparado a base de merengue. Antes vender el alma y el sombrero que convertirse en escritor oficial de la nueva narrativa mexicana.

De entre las muchas benditas insolencias que La Biblia vaquera suelta con desparpajo podríamos quedarnos con esta… porque resulta una declaración de principios: a veces, muy pocas, pues la sequía azota a este país, la realidad se esfuerza por ser el equivalente de un corrido.

La Biblia vaquera

Carlos Velázquez | Océano | México | 2025

AQ

  • Roberto Pliego
  • (1961) Cursó Letras Hispánicas en la UNAM. Fue subdirector de la revista Nexos. Autor de La estrella de Jorge Campos y 101 preguntas para ser culto, es editor de Laberinto.

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