Bendita cuarta de forros

A fuego lento

Biblioteca mínima, ganador del Premio Bellas Artes de Minificción Edmundo Valadés 2019, es un registro de los libros que Alejandro Arteaga, desearía leer o escribir.

Alejandro Arteaga, autor de 'Biblioteca mínima'. (Cortesía: UAM)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

El jurado que integraron Ana Clavel, Paola Tinoco y Edson Lechuga otorgó el Premio Bellas Artes de Minificción Edmundo Valadés 2019 a Biblioteca mínima (Secretaría de Cultura/ Gobierno de Sonora), una vindicación del género marginal de la cuarta de forros. Treintaitrés libros apócrifos cobran vida para erigir una tierra imaginaria.

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El thriller policiaco; la pieza de arquitectura suntuosa y a la vez precisa, como la hubiera imaginado Marcel Schowb; el relato de aventuras; la especulación borgeana; la fantasía con el aval de Italo Calvino; la ciencia ficción; el noir; la suplantación; la recreación histórica; el drama de enredos… son convocados para establecer un juego de manos entre la certeza de lo narrado y la impostura de los objetos y sus autores.​

En vez de la gracejada o la ocurrencia, tan comunes a la minificción, Alejandro Arteaga toma partido por el ensayo, que a ratos adquiere la espesura de la narración. ¿O qué otra cosa es la cuarta de forros sino un ensayo en miniatura? ¿Qué otra cosa es sino el relato ceñido de lo que nos espera? En tal sentido, podemos aventurar que Biblioteca mínima es el registro de los libros que el mismo autor desearía leer o acaso escribir.

Reconocemos de este modo al escritor y, sobre todo, al lector. Sabe de algunas tendencias del mercado editorial que tal vez le guiñan un ojo a sus preferencias. Sabe también de las reglas de la seducción mediante la armonía entre la información y la sugerencia. Los libros que sueña son libros que ignorábamos y que ahora ocupan nuestros sueños. Dado a las claves, Arteaga revela su propósito en la pieza “Los escritores imaginarios”, atribuido a un tal Juan Cerbero: “Hallar en la memoria de la escritura una manera de experimentar lo que en la realidad resulta imposible, ese pareciera el cometido del autor de este curioso tomo”.

Que un libro conduzca a otros libros me parece una de las tareas mayúsculas de un escritor. Que ese libro se sirva además de la contención y la elegancia me parece uno de los mejores antídotos contra esos mamotretos habitados por narcos, políticos y agentes de seguridad que reproducen el lenguaje de nuestra indigencia nacional. Hay, como demuestra Biblioteca mínima, otras tierras, y en ellas crece la inteligencia literaria.

RP | ÁSS

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