Deformidad corporal y monstruosidad emocional en ‘Cara de Liebre’, de Liliana Blum

Libros | A fuego lento

La escritora mexicana trazó una historia plagada de mórbidas iniciativas literarias, que lo mismo ofrece a una niña vejada que la fetidez de un cuerpo insepulto.

‘Cara de Liebre’ de Liliana Blum fue publicado por la editorial Seix Barral. (Cortesía Seix Barral)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

Dos mujeres que podrían ser una sola protagonizan Cara de Liebre (Seix Barral), una novela sobre la deformidad corporal y la monstruosidad emocional. Un accidente genético puede convertirnos en blanco del acoso, las burlas, el desprecio… y quizá en cazadoras de amplias caderas que salen de noche buscando a quienes pagarán los agravios tanto tiempo acumulados.

En un tiempo en el que la perfección física tiene la carga de un imperativo moral, Liliana Blum imagina a una maestra de literatura sobre la cual pesa una cicatriz quirúrgica que intenta disimular un paladar hendido: se llama Irlanda, padece la indiferencia de sus semejantes y entierra los cadáveres de sus amantes ocasionales al pie de un hermoso durazno después de someterlos a sesiones prolongadas de tortura psicológica. Blum imagina también a una depiladora que desea convertirse en pintora: se llama Tatiana y arrastra una vida tan anodina como su clientela duranguense. Aquella tiene la prestancia de una depredadora, ésta apenas puede mirarse en el espejo sin dolerse de sí misma. Ignoran sus existencias pero están unidas por un narcisista que dirige una banda de rock, una suerte de enano sin gracia pero con unos arrebatadores ojos azules y buenas calificaciones en la cama.

No es posible sustraerse a las mórbidas iniciativas de Liliana Blum. Es capaz de ofrecer la fetidez de un cuerpo insepulto y los fulgores de un rostro molido a golpes, la indefensión de un hombre maniatado que orina sus pantalones y la de una niña vejada por sus compañeras de colegio, la descripción médica de la corrupción de la carne, el tránsito de la arrogancia machista a la sumisión por sed y hambre. Cuando ya no hay duda de que Cara de Liebre es una novela en la que los papeles se invierten, cuando vemos cómo el líder de la manada se ha convertido en un trofeo que podría adornar la sala de una dama de reputación irreprochable, entonces, y sólo entonces, nos acomodamos en el sofá y disfrutamos la función.

No le faltarán motivos a quien concluya que Cara de Liebre camina peligrosamente junto a los desfiladeros de una maltrecha condición femenina, tan humillada y ofendida. Yo prefiero mirar hacia otro lado, hacia un horizonte quizá más abismal: nuestra infausta condición humana.

Cara de Liebre

Liliana Blum | Seix Barral | México | 2020

AQ

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