Brenda Navarro exhibe una visión desgarrada de la condición femenina

Libros | A fuego lento

Con Casas vacías, su primera novela, la escritora mexicana construyó una historia sobre la maternidad como acto fallido o destino manifiesto.

'Casas vacías' es publicada por Sexto Piso. (Cortesía)
Roberto Pliego
Ciudad de México /

Una mujer, cuyo nombre desconocemos, ha perdido a su hijo de tres años mientras atiende su teléfono celular en la banca de un parque. Otra mujer, cuyo nombre también desconocemos, se ha robado a ese niño para satisfacer la obligación de tener una familia. Con las voces de una y de otra, Brenda Navarro construye una novela sobre la maternidad como acto fallido o destino manifiesto.

Hay que despojarse de toda imagen dulzona antes de emprender la lectura de Casas vacías (Sexto piso). No se trata de ver sólo cómo esa madre se consume hasta el punto del autodesprecio sino del proceso mediante el cual termina descubriendo que guardaba el deseo de nunca haber procreado a su hijo. “¿Por qué lloramos cuando acabamos de nacer?”, interroga. “Porque nunca debimos haber venido a este mundo”, responde mientras su cuerpo va tomando la forma de una casa vacía y “lúgubre”.

En este punto, la novela se mueve por contraste. ¿Qué es de aquélla, la ladrona? Quiere, a toda costa, ser madre. Por eso acepta las palizas de su pareja y aun su pobre desempeño en la cama. Tiene un propósito… y es mayúsculo, así que baja la cabeza y acusa los golpes con tal de quedar preñada.

En un país donde la figura materna ocupa altares y llama a golpearse el pecho, donde una mentada de madre hace correr la sangre, Brenda Navarro no duda en desempeñar el oficio de francotiradora. No sólo toma distancia de sus personajes y sus prisiones sexuales y sentimentales sino que polemiza con la idea general de la mujer como víctima de los bajos apetitos masculinos. No hay parrafadas de carácter presuntamente feminista. Hay, en cambio, una visión desgarrada de la condición femenina al momento en que pone a prueba la idea que se ha hecho de sí misma. ¿Víctima? Por supuesto: de la brutalidad física y el patriarcado. Pero también capaz de ser un verdugo.

La madre en desuso y la madre ficticia no son las únicas figuras dolientes de Casas vacías. Por sus páginas transitan la esposa muerta a manos de su esposo, la hija nacida del incesto, el rencor en faldas que barre su patio. Que podamos reconocerlas en la vecindad y los alrededores de nuestras vidas importa, en este caso, muy poco. Lo que en verdad importa es que Brenda Navarro les concediera una existencia literaria.

Casas vacías

Brenda Navarro | Sexto piso | México | 2019

SVS​ | ÁSS

LAS MÁS VISTAS