Cualquier asunto puede servir de materia literaria: una nariz maliciosamente autónoma, el asesinato de dos usureras, los desvelos de un guardagujas. En Centeno de invierno (Moho), Tanya Sandler persigue esta intuición y se ocupa de la naturaleza rapaz de las campañas publicitarias.
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Qué mejor escenario para moldear los gustos y las necesidades de los consumidores que Nueva York y su aura de desapegado refinamiento. Ahí, en uno de sus más exclusivos reductos, encontramos a Hannah, la narradora y protagonista de la novela, dedicada a escribir comerciales para un gigante bancario. No importa que solo ofrezca la crónica de una jornada —de las 10 de la mañana del viernes al amanecer del sábado—: tiene muchas cosas por decir.
Y ese es justamente el problema que arrastra Centeno de invierno desde las primeras hasta las últimas páginas: hay demasiado interés en expresar ciertas opiniones y muy poco en tramar una historia, o al menos el vislumbre de una existencia que se sospecha carente de atributos. Con puntual derroche, y puño en alto, Hannah no pierde oportunidad para aleccionar sobre la economía de mercado, las motivaciones inconscientes, el liderazgo de una marca, las “narrativas emotivas”, la psicopatía de los altos ejecutivos, las expectativas de ascenso de la clase media estadunidense, la brecha expansiva entre ricos y pobres, las hipotecas basura y aun las cremas antisolares. Quiere alzar la voz y declararle su odio al capitalismo con una de las mejores armas del espíritu capitalista: la estadística: “el 65% de los americanos preferirían tener un mejor jefe que un aumento de sueldo”; “de los 1226 billonarios que existen en el mundo, solo 9% son mujeres”; “de los 726 admitidos en el Salón de la Fama del Rock and Roll, solo 65 son mujeres”. Por demasiados momentos, uno cree estar leyendo un informe de la versión franciscana del Fondo Monetario Internacional.
Centeno de invierno solo concede unos cuantos esbozos literarios: una incursión en el bar King Cole en el hotel St. Regis, una negociación con un vendedor de mariguana, los pájaros cantando afuera de un edificio en Chinatown. Queda entonces una certeza: el malestar existencial —y su hermano gemelo, el inconformismo— puede ser inocentemente convencional.
Centeno de invierno
Tanya Sandler | Moho | México | 2023
AQ