‘Chabelo’ y Farnesio de Bernal: dos actores en los extremos

Doble filo

Ambos histriones fueron longevos y fallecieron con solo dos semanas de diferencia, pero vivieron en las antípodas del reconocimiento público.

Xavier López ‘Chabelo’ y Farnesio de Bernal. (Especial)
Fernando Figueroa
Ciudad de México /

Tuve el gusto de charlar un par de veces tanto con Xavier López Chabelo como con Farnesio de Bernal, quienes trabajaron durante más de seis décadas y murieron a edad avanzada. El primero de ellos a los 88 años, siendo objeto de toda clase de bromas en las redes sociales; el segundo a los 96 con total discreción.

La fama de Chabelo fue de tal magnitud que hizo posible una anécdota que él me contó.

—¿Qué tal va su autobiografía?

—Más que escribir mis memorias, quiero hacer una novela con mi vida. Ya la escribí dos veces y todo se fue a la basura porque no me gustó.

—¿Cómo fue la oferta que le hizo Gabriel García Márquez al respecto?

—Me lo encontré en una agencia de coches y nos pusimos a platicar. Entre otras cosas le dije que quería escribir un libro y que andaba en eso. Él me preguntó cuál era mi intención y me dijo: “Si quieres, déjame leer lo tuyo y a ver si te echo la mano”. Me llené de valor para decirle que me sentía muy afortunado por sus palabras, pero que quería intentarlo por mí mismo. Yo no pretendo hacer un libro para venderlo, sino para contar a mi manera tantas cosas que me han pasado, que fueron muchas, sin duda.

Papeles pequeños y grandes

A Farnesio de Bernal lo conoce poca gente por su nombre, aunque al ver una fotografía de él muchos suelen recordar que trabajó en varias telenovelas. En cine interpretó gran cantidad de papeles secundarios, aunque Jaime Humberto Hermosillo sí le dio papeles principales como en El señor de Osanto (1974). Con José Buil estelarizó La fórmula del doctor Funes (2013) y obtuvo un Ariel como Mejor actor de cuadro por La mujer de Benjamín (1991), de Carlos Carrera. Cuando le pregunté si era cierto que no existen papeles pequeños, me respondió con el buen humor que lo caracterizaba: “Eso te dicen los directores para que aceptes lo que ellos te ofrecen”.

Actor emérito de la Compañía Nacional de Teatro hasta el día de su muerte, en 2011 recibió la Medalla de Bellas Artes, “que sí es de oro y el día que tenga un apuro la voy a vender”.

Antes de ser actor estudió danza clásica y moderna en México, en Connecticut con José Limón y en Nueva York con Merce Cunningham. Pensé que también había tomado clases con Martha Graham, pero él aclaró: “Ella no nos daba clases directamente, pero de pronto se aparecía en los salones. No sé por qué, pero cada vez que ella iba a entrar a un salón, antes se hacía un gran silencio, algo muy extraño. Tenía una personalidad fuertísima. Nos decía que debíamos tener amor por nuestro cuerpo y felicitarlo cada vez que hiciera algo bien: ‘¡bravo, piernas!; ¡bravo, pecho!; ¡bravo, brazos!’. Eso era algo magnífico para ganar confianza en uno mismo”.

Farnesio de Bernal también fue coreógrafo y presentó en el Palacio de Bellas Artes varias de sus creaciones.

La catafixia de Stanislavski

La primera vez que entrevisté a Xavier López Chabelo, me dijo que había estudiado el método de actuación de Stanislavski con el maestro japonés Seki Sano: “Él no quería que me dedicara a la comedia, pero el destino manda”.

Quise saber si Chabelo estaba dentro de Xavier López y él contestó: “Sí. Lo llevo dentro de mí, pero él tiene su propia personalidad. A veces veo videos y le observo movimientos que yo no hago. Hay un desdoblamiento”.

A raíz de su fallecimiento surgieron notas informativas y semblanzas que lo convirtieron, de la noche a la mañana, en un joven técnico de Televicentro. Realmente sus inicios en el medio artístico se remontan a la radio, según me dijo cuando le pregunté cómo nació Chabelo:

“Nació con Ramiro Gamboa, el Tío Gamboín. Yo era su secretario. Empecé en radio con programas de la Colgate Palmolive. Ahí aprendí a hacer ruidos incidentales en las radionovelas; me enseñó nada menos que don Gonzalo Gavira, el que ganó un Oscar por El exorcista. Cuando Gamboa se va a la tele, me voy con él como IBM: iba por las tortas, iba por los refrescos, jalaba cables, etcétera. Nunca pensé en convertirme en actor, pero al crearse una industria nueva se abren miles de posibilidades. Ya en la televisión, alguna vez hice un pequeño papel de niño en el programa Variedades de mediodía y me vio Ramiro Gamboa. Me dijo que le había gustado y entonces hice con él algunos sketches, en los que él era el papá y yo el hijo. Chabelo era el nombre del niño que aparecía en varios chistes de los libros que él compraba”.

Antes de la radio, Xavier López tuvo otras chambas: “Vendí detergente de casa en casa, huevos, libros. También lavaba coches y cuidaba perros”.

Yo sabía que, además, había vendido cigarros en el Hipódromo y que le daba tips a los apostadores. Le pregunté si había carreras arregladas y contestó: “Yo era muy chico para darme cuenta, no te podría decir. Yo proporcionaba información concreta de los caballos y de los jinetes, no acerca de transas”.

Me dijo que uno de sus máximos orgullos y lecciones de vida fue haber sembrado papas siendo niño y comentó que tuvo principios de anemia cerebral porque dormía sólo dos horas diarias cuando trabajaba y estudiaba la carrera de medicina, que dejó trunca.

Jodorowsky, Gurrola y De Tavira

Farnesio de Bernal trabajó en teatro con Alejandro Jodorowsky, Juan José Gurrola y Luis de Tavira. Acerca de Jodorowsky, me dijo: “Fue algo muy interesante porque a mí siempre me ha gustado hacer cosas nuevas. Estuve con él en La sonata de los espectros, de Strindberg, que armó un gran escándalo. Cerraron el teatro y corrieron del país a varios actores extranjeros que trabajaban ahí. A Jodorowsky no porque lo ayudaron sus amigos Elda Peralta y Luis Spota, quienes tenían buenas palancas en la política. También hicimos Penélope, de Leonora Carrington. En el libreto había unas palabras muy raras que respetamos porque creíamos que era algo surrealista. Un día Leonor fue a un ensayo y nos dijo que esas palabras raras eran errores de dedo en la máquina de escribir”.

Acerca de Gurrola: “Era un genio que sabía ir a la médula de las obras. Antes de que él muriera, hicimos Hamlet en la UNAM y fue un exitazo entre los jóvenes. Ofelia era una punketa que estaba medio loca por la represión sexual”.

De Luis de Tavira no le pregunté nada, pero fue el propio director quien habló así de Farnesio durante un homenaje a este último: “Farnesio de Bernal es un actor que ha alcanzado una excelencia artística poco común, al tiempo que una sencillez entrañable”.

Vendedor líder de chatarra

Cuando le dije a Xavier López que la competencia en televisión no le había hecho ni cosquillas, respondió: “Yo no opino del trabajo de los demás. Quisiera que hubiera más programas que fueran realmente para niños, especialmente para niños mexicanos. La televisión está plagada de cosas que no son de nuestro país. Me preocupa la pérdida de identidad”.

—¿Cómo explicaría una posible contradicción por anunciar tantos productos trasnacionales?

—Los niños no saben quién produce las cosas. A ellos siempre les gustarán las golosinas. A lo mejor estoy considerado como el vendedor número uno de chatarra, pues sí. Formo parte de una cadena de producción y distribución que no es del todo negativa. No es por defenderme, pero no soy alguien que obligue a los demás a que coman chatarra. Yo creo que la televisión es un vehículo de entretenimiento, no de educación. Dentro de cada familia se establecen los buenos o malos hábitos.

Aparte de En familia con Chabelo, Xavier López participó en muchos otros programas de televisión y películas. También actuó en caravanas artísticas, centros nocturnos y comedias teatrales, sobre todo en El Tenorio cómico.

A Germán Valdés Tin Tan se le ocurrió inventar el idioma “mautro”, que supuestamente hablaban los marcianos que llegaron bailando cha cha cha, según dice el conocido tema musical del cubano Rosendo Ruiz Quevedo. La catafixia (palabra creada por Xavier López y aceptada por la Real Academia Española) es el cambalache que todo mundo conoce gracias a Chabelo, el comediante a quien Seki Sano le veía potencial para el drama… pero el destino manda.

Ping-pong con Farnesio

En 2020 le hice una entrevista de preguntas y respuestas rápidas a Farnesio de Bernal. Reproduzco un fragmento a manera de sencillo homenaje y despedida.

—Un libro en una isla desierta.

Las obras completas de William Shakespeare.

—Alejandro Jodorowsky o Juan José Gurrola.

Gurrola.

—¿Qué es el teatro?

Una manera original de representar la vida.

—¿A qué se parece interpretar un monólogo?

A platicar con muchas personas a la vez.

—¿Actor o bailarín?

Es lo mismo. Lo importante es la comunicación con el público.

AQ

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