Un cuento de Alberto Chimal: Mensaje electrónico del Gran Tiempo de Cambios

Ficción

¿Qué mundo dejará la emergencia por el covid-19? Alberto Chimal escribe un avistamiento desde la ficción especulativa.

"Me sorprende que no hayamos vuelto, no del todo". (Foto: Shutterstock)
Alberto Chimal
Ciudad de México /

En recuerdo del tío Edgar

de: axaxo71@…

para: estrelladedia@


Kimi:

Va. Me ahorro vocativos, saludos y preguntas de cortesía. Eres una insensible.

Los grandes momentos históricos se reconocen cuando se ven de lejos. No sé cuándo será que se ponga fecha de inicio (o nombre) a lo que ha pasado en estos años. La gente entró a la cuarentena en diferentes momentos, salió de ella en diferentes momentos, y así también volvió a entrar, cuando hizo falta, si sus líderes lo permitieron. Y supongo que no debo hablarte de los sitios donde hay muertes hasta hoy, porque la población, si no insiste en negar de plano que haya un peligro, cree que las vacunas son perjudiciales, o demoniacas, o quién sabe qué.

Por cierto, aquí es muy pertinente aquel video del que te conté cuando me llamaste. ¿Lo pudiste hallar? Yo sí, está acá: 

El hombre ya no puede hablar, así de mal está, pero se dio el tiempo de hacer los carteles que está levantando para la Cámara, y que además de loar a su amado líder traen lemas racistas. Eso es lo que dicen las cartulinas, Kimi: a eso dedicó su tiempo antes de que fueran por él a meterle el tubo del ventilador. Sus últimos momentos de conciencia en este mundo, porque murió anestesiado.

(Y yo digo, sí, qué desperdicio de instrumental y de personal médico y de cama de hospital. Soy una perra del mal): P.

El imbécil ese habrá pensado, si algo pensaba, que vivía en la era de su Gran Señor, que preparaba el Fin del Mundo. Y el mundo llegó a su fin, pero para él. Y yo quiero creer que nuestra época no se recordará así…, pero nunca lo sabremos. Los europeos que vivieron la Edad Media no la llamaban Edad Media: eso vino después.

Nos queda (a)notar lo que está sucediendo.

(Y participar, sí, si queremos, si podemos, y pensar en quienes vendrán después de nosotros, porque lo que es tú y yo… Pero tú me entiendes.)

Ayúdame a ver eso, Kimi. Miremos alrededor. ¿Qué pasa ahora?

A mí me sorprende que no hayamos vuelto, no del todo, a como estábamos antes de 2020. Tal vez soy muy ilusa, pero estoy convencida. Y no me refiero sólo a las consecuencias terribles, como la crisis acá (la nueva crisis) o las hambrunas. O el hielo polar.

(Eso sigue igual de espantoso que antes. Lee esto, que es de fuente fiable, el sitio nada más reúne notas: https://agregador7gc.org.ni/2022/11/17/…)

No. Algo se mueve. Algo sí está cambiando.

Para empezar, no todo el mundo se empeñó en silenciar, en olvidarlo todo. No todas las noticias de entonces han quedado sepultadas por las nuevas noticias. Hay gente que se mueve con más cautela en las calles, y otra que se avienta con más decisión que antes a marchas y manifestaciones. No sé si es abandono o miedo de no poder hacerlo luego. En especial las mujeres. Las jóvenes, claro. (¿Te dije que Rebeca, mi sobrina, me mandó mensajes por fin? Ya me perdonó que no fuera capaz de aguantar completa la marcha del mes pasado. Me arrepiento de no haber hecho más cuando tenía su edad. Aunque ya no importa, supongo.)

Algo más que está pasando y que me parece igual de importante pero mucho más sutil: la conciencia de todo lo que se quiebra. No me refiero solamente a la red. (Y no me estoy burlando de ti por deshacerte de todos tus CDs en la época del Napster. Mensa.) ^_^

No me refiero solamente a la red, Kimi, ponte seria que te hablo en serio, aunque después de las sobrecargas y los hipos de las teleconferencias empezamos realmente a ver sus límites, y ahora que en muchos lugares está limitada de verdad, con accesos restringidos o con sobretasas, más todavía. Pero podemos empezar en la red.

Ya se veía antes de la pandemia: la comunicación en canales y grupos “privados”, lejos de las redes sociales y otros sitios visibles, que pasaba inadvertida hasta que salía al mundo: hasta que se reflejaba en las acciones de grandes grupos, en frases y memes compartidos. Primero se vieron sus peores consecuencias: los genocidios animados desde WhatsApp, por ejemplo. O la división.

Aunque las restricciones de movimiento tampoco ayudan en nada. Pongamos como ejemplo allá donde vives. (¿Sí crees que vaya a ganar las elecciones el tipo ese? ¿Sí se quiere separar la mayoría? Obviamente cruzaría fronteras por ti, si me dejaran, pero me daría un poco de miedo: tú conoces los memes de ahora tan bien como yo.)

Pero me estoy enredando. Decía: la conciencia de todo lo que se quiebra. Se quiebran estados, se quiebran sistemas económicos, pero también se quiebra la convicción de que tales y cuales empresas o países, o modos de vivir, eran invencibles, eternos. Deja que tu estado se separe: ¿cómo van a ser las naciones de los pueblos originarios? (Porque ahí vienen: creo que cada vez está más claro. Y no solo acá. Traduce esto al español en tu navegador: https://www.liberation.fr/direct/element/peu…)

¿Cómo describes las comunas que están surgiendo al sur de acá, aisladas, deliberadamente fuera de línea? ¿Cómo entiendes a las ciudades que se reorganizaron para ser autosuficientes, porque no les quedaba de otra, y ahora siguen así?

Podría haber mucha violencia en este mundo de menos “libertad de movimiento”. Mucho más fanatismo que antes. Pero ¿si ganara la parte mejor y no la peor? ¿Si siguiéramos creyendo en ayudarnos, aunque ya renunciamos a creer que le importamos un carajo al capital?

Estoy consciente de que esto suena a carta (antiquísimo), pero está bien, creo. No dejo de pensar que ya vamos de salida. Te juro que no he dejado los antidepresivos. Lo pienso de forma muy serena. Está bien. Salimos de la pandemia, igual que de todos los otros eventos que se suponía que iban a ser definitivos: lo más importante de nuestras vidas. (¿Recuerdas el Muro de Berlín?)

Y ahora, aunque estemos recluidas cada quien en donde está, ver y decir las cosas también puede ser participar, aunque sea de una manera muy pequeña y humilde.

Escribe pronto, no seas jija. O llama, o lo que gustes. Acá andaré, obvio, hasta que ya no.

(Es broma, Kimi, no seas tan aprensiva. ¿Ya te dije que hasta estoy haciendo ejercicio de nuevo?)

Besos,

Xo


Perfil.

Alberto Chimal

Su más reciente novela es 'La noche en la zona M', una fantasía distópica. Tiene, junto a la escritora Raquel Castro, un canal de YouTube: Alberto y Raquel.

​ÁSS

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