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'Corrientes alternas': la vigencia de Octavio Paz

Escolios

La antología ‘Corrientes alternas’ ratifica el lugar de Octavio Paz en el canon del español y contribuye a la asequibilidad de su obra.

Armando González Torres
Ciudad de México /

A casi tres décadas de su desaparición, la figura y la obra de Octavio Paz siguen siendo objeto de interés y de pasiones, lo que se refleja en un flujo incesante de reediciones, exhumaciones y literatura secundaria.

Brenda Ríos es la antologadora de 'El ensayo IV'. (Especial)
Brenda Ríos es la antologadora de 'El ensayo IV'. (Especial)

La realización de una antología de Octavio Paz, Corrientes alternas, auspiciada por la RAE y la Asociación de Academias de la lengua, es un momento estelar en la recepción póstuma de este escritor. Esta antología ratifica el lugar de Paz en el canon del idioma y contribuye a la asequibilidad de su obra, en medio del limbo legal en que ha quedado su patrimonio. No es fácil realizar una antología general de Paz tanto por su amplitud de intereses y competencias, como por la excelencia y estrecha vinculación de sus textos. De ahí la importancia de que el antologador, Adolfo Castañón, conozca exhaustivamente la obra de Paz y sea un trotamundos del conocimiento, lo que le permite seguir el fecundo periplo paziano por las más diversas disciplinas. En un amplio prólogo, Castañón pone en contexto los escritos seleccionados, combinando el dato histórico, la memoria de Paz y sus contemporáneos y su propia interpretación. Además, invita a Rodrigo Martínez Baracs, Luce López-Baralt, Malva Flores, Roger Bartra y Fabienne Bradu a redondear el perfil del Paz amigo, lector de San Juan de la Cruz, editor, pensador sobre México y brillante y proteico traductor.

A través de la selección poética es posible apreciar la variedad de registros del poeta Paz y su transformación personal y lírica a lo largo del tiempo, desde su poesía amorosa de raigambre castiza en su juventud hasta la conmovedora vena confesional de la vejez pasando por su fecunda contaminación con la poesía anglosajona; su contacto con el surrealismo, al que Paz, con su personalísima apropiación brinda un nuevo aire o su coqueteo con la más radical experimentación.

En el ámbito de la prosa, la antología incluye fragmentos de El laberinto de la soledad, El arco y la lira, Posdata, Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, Los hijos del limo y La llama doble. Esta selección demuestra la prodigiosa variedad de aficiones de Paz, su capacidad para conectar campos de conocimientos muy diferentes entre sí y para establecer intuiciones certeras y señeras en diversas áreas de conocimiento, desde la historia hasta la antropología y la ciencia política.

Con esta antología puede constatarse que Paz es una evolución milagrosa de un prototipo intelectual hispanoamericano, muy extendido desde las independencias hasta la primera parte del siglo XIX, que era el hombre de letras todo terreno. Porque, desde Andrés Bello hasta Vasconcelos, hubo muchos heroicos sabelotodos que lo mismo escribían silbas a la agricultura que redactaban leyes y tratados de filosofía; pero nadie, como Paz, esgrimió tan variada curiosidad, rigor intelectual y calidad literaria. Por eso, su obra y su figura siguen provocando esa misma corriente eléctrica que ejerció en vida, y que sacude y transforma al lector.

AQ

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