Con cuánta destreza narrativa y mala leche, y con cuánto sentido de la peripecia y el drama, Juan Pablo Villalobos conduce El pasado anda atrás de nosotros (Anagrama), una novela desternillante en la medida en que su protagonista y narrador —un tal Juan Pablo— va acumulando golpes y caídas y vuelta a lo mismo sin reposo tras abrir un paréntesis en su rutina apacible y volver a México —a Lagos de Moreno, “pueblo mágico” que más parece la encarnación de todos nuestros miedos— para cuidar de sus padres ya viejos y enfermos.
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Una sensación incómoda acompaña a Juan Pablo durante los pocos días que pasamos a su lado: la de saberse extranjero en la tierra donde nació y creció antes de huir hacia quién sabe dónde y encontrar esa felicidad que tanto se parece a la falta de sorpresas. No quiero vender la trama (el lector tiene derecho a moverse a en la penumbra) pero conviene revelar algunos detalles. El pasado anda atrás de nosotros tiene que ver, por supuesto, con la familia y sus códigos hechos de sobrentendidos, con sus silencios totémicos, pero, sobre todo, con México. La reaparición de los demonios de la infancia y la juventud, lo mismo en una calle que en un cementerio o una cantina, no es sino la constatación de que el pasado siempre fue mejor solo porque tenía un rostro menos abotargado por la dieta a grandes raciones de alcohol y anfetaminas. Cuando parece que la mala fortuna ha dejado al fin de escarmentarlo, solo para comparecer después de manera aún más implacable, Juan Pablo reflexiona: “y todo eso había sucedido aprovechando mi ingenuidad, mi incomprensión del país en el que se había convertido México”. Bienvenido, quisiéramos decirle desde el margen de la página, al lugar donde solo impera la ley de los bufones analfabetos y empistolados.
El pasado anda atrás de nosotros no es una novela abiertamente política. Es una novela que interroga a la lealtad, a la amistad, a la indefensión, al autoescarnio, a lo que significa ser hijo ante el presentimiento de la muerte de los padres. Pero como pertenece a la literatura, y no al departamento editorial de la mercadotecnia, sugiere y resuelve tanto a contraluz como expone. Por ejemplo: que aquí cualquier mal presagio trae siempre uno peor.
El pasado anda atrás de nosotros
Juan Pablo Villalobos | Anagrama | España | 2024
AQ