Enamórate de un narco

A fuego lento

Además de convertir la vida social y política de México en un muladar, el narcotráfico ha pervertido la voluntad de muchos jóvenes narradores

Jorge Nores es un escritor regiomontano con una gran actividad en redes sociales: @jorgenores en twitter
Roberto Pliego
Ciudad de México /

Además de convertir la vida social y política de México en un muladar, el narcotráfico ha pervertido la voluntad de muchos jóvenes narradores que apenas son capaces de reproducir los hechos sangrientos y vulgares que divulgan la prensa y las redes sociales. Se escriben tantas novelas sobre matones, aprendices de caras cortadas y movedores de droga como corridos a la medida del antihéroe en turno. El caso es que la consignación de la realidad gana cada vez más terreno frente al ejercicio de la imaginación. Dónde, pregunto, están las Novelas Definitivas del Narco. Ya que no han llegado, sus hijos bastardos siguen mostrándose en sociedad con impúdica alegría.

Así es el carácter que tiene Vertical (Penguin Random House), del escritor chihuahuense Jorge Nores. Como aventuramos desde las primeras páginas, en vez de arquitectura verbal encontramos un desaseado trabajo de albañilería. La escritura tiene el ritmo y la sintaxis de la declaración de un aprendiz de sicario, analfabeto y silvestre, ante el ministerio público (“Seguí moviendo mi cabeza para responder pero esta vez la cara se me descompuso, sentí muchas ganas de llorar y no pude contenerlas”). Se supone entonces que debemos concentrarnos solo en el argumento, la coartada unánime de los cultivadores de la novela del narco. ¿Qué vemos? A un niño de quince años que se prende sexualmente de un jefecillo de plaza a quien las cosas empiezan a pintarle muy mal. De esta manera, salen a escena una corte de personajes, inevitablemente bravucones y empistolados, incluso venerados por su familia, y, sobre todo, y hasta el cansancio, como si fuera lo único que Nores quiere contar, largas sesiones de consumo de alcohol y cocaína, fajes y acostones, y de nuevo fajes y acostones. Hay que ser un penitente, y estar en verdad de acuerdo con el castigo, para concluir 200 páginas que fingen avanzar en una dirección y en cambio se empeñan en sonar siempre a lo mismo.

La novela del narco adquiere cada vez con más fuerza la apariencia de un indigente vencido por la inanición y el trato servicial con los inhalantes: su aspecto empeora día a día, de su boca sale tan solo una tira de balbuceos y en la maleta que arrastra consigo no hay otra cosa que recortes mugrientos de periódico. Habría que preguntarle por el secreto para que siga aún con vida.

Vertical
Jorge Nores
Penguin Random House
México, 2018



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