Una delegación china se encuentra en Oaxaca para firmar un acuerdo comercial con funcionarios del gobierno mexicano. Después de cantidades pantagruélicas de mezcal, corren los abrazos, algunas propuestas sexuales y un espíritu desbordado de cooperación internacional. Mientras tanto, y a paso lento, el narrador va introduciendo un veneno en la crónica de sucesos cuyos efectos no inmovilizan, como ingenuamente podríamos esperar, las voluntades de esos hombres protocolarios y elegantes sino la de un modesto ingeniero, víctima ya, en la calurosa madrugada, de una parálisis vergonzante. Se trata del argumento de “Gusano”, una de las once historias pasadas, presentes y futuras, reunidas en Esbirros (Páginas de Espuma). Contiene, si acaso una nuez puede hospedar a un dilatado universo, la estética guasona de Antonio Ortuño: un personaje animado por una perspectiva esperanzadora, un ligero golpe de timón y un saldo final de plegarias inatendidas o, en el peor de los casos, ridículas.
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Esbirros contiene una gama nutrida de registros. Puede parodiar a Sheherezade y su don para encadenar nuevas vicisitudes, más jugosas que las precedentes; retratar con inquina a los escribanos que consignan los caprichos de su señor a cambio de un trozo de carne; volverse el registro pavoroso, con tintes de nota roja, de las calles solitarias que las obreras recorren de noche para desaparecer sin dejar rastro o de una casa tomada por un ladrón muerto de miedo; alcanzar el tono de quienes sólo pueden aspirar a la paz hogareña si se deshacen a la mala de sus vecinos pendejos y “pesadones”, de esos que en México salen cuando levantas una piedra; transformar un reality show protagonizado por mancos, esquizofrénicos y consumidores de litio en un esperpento sexual… Suceden con tal complejidad vivencial y estilística que valen como un gesto deliberado de suficiencia narrativa.
Aunque múltiples en tonos, tramas y caracteres humanos, las historias de Esbirros tienen a un poderoso y único protagonista: el sentido picaresco del mundo, siempre atento a los cambios de humor y temperatura social, irónico, sobreviviente de las más cruentas mudanzas de fortuna y capaz de reconocer el momento en el cual el mundo como lo conocemos, o creemos conocer, se ha volatilizado.
Esbirros
Antonio Ortuño | Páginas de Espuma | España | 2021
AQ